domingo, 1 de enero de 2012
Homilía en una Misa Templaria
"Donde esten reunidos tres de mis discípulos allí estoy Yo, en medio de ellos", dice el Señor.
Hace frío y esto me recuerda las grandes piedras del Monasterio, pero al igual que allí, lo suple la fuerza de los corazones
que corren tras un Ideal.
Nuestro Padre Bernardo estaría orgulloso de vosotros, de vuestros votos, de vuestro compromiso al vestir el hábito de la
Blanca Milicia.
Nada
es gratis, el seguimiento del Evangelio, agarrarse a la Cruz de Cristo
lleva como consecuencia muchos sinsabores, muchas
dificultades y muchos pesares, pero siempre queda el consuelo de
que la senda es la correcta, no hay victoria si no está contrastada en
el crisol de sufrimiento, en el crisol de la Cruz y por
si faltase algo nos queda, para los momentos más difíciles un
consuelo, una ayuda, una Verónica, una Madre amorosa. Ya lo decía
Bernardo, en las tormentas, en las tempestades de la vida: Mira a
la Estrella, Invoca a María.
No espereis un camino fácil, no lo hay para los que siguen al Señor. Pero lo que sí podeis tener es la mirada complaciente del
Padre, mirada para todos aquellos que cumplen con la Palabra.
Es precioso vuestro Salmo, demasiado dicho a la ligera, muchas veces palabras pronunciadas sin comprender el sentido.
Sed fieles
Non Nobis.
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