Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

viernes, 4 de enero de 2013

TE DEUM: EL CRISTIANO ES HOMBRE DE ESPERANZA INCLUSO ANTE LAS TINIEBLAS QUE EXISTEN EN EL MUNDO

 
Ciudad del Vaticano, 31 de diciembre 2012 (VIS).-El Santo Padre presidió el lunes a las 17.00, en la Basílica Vaticana, las primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Siguieron la exposición del Santísimo Sacramento, el canto del tradicional himno 'Te Deum' en acción de gracias por la conclusión del año civil, y la bendición eucarística.
"No podemos detenernos sólo en las noticias si queremos entender el mundo y la vida; tenemos que ser capaces de permanecer en silencio y en meditación, en reflexión silenciosa y prolongada, tenemos que ser capaces de detenernos para pensar. De esta manera, nuestro ánimo puede encontrar la curación de las inevitables heridas de la vida diaria, puede profundizar en los acontecimientos que suceden en nuestras vidas y en el mundo, y llegar a aquella sabiduría que le permite valorar las cosas con ojos nuevos. Sobre todo en el recogimiento de la conciencia, donde Dios nos habla, aprendemos a mirar con verdad las propias acciones, incluso el mal presente en nosotros y alrededor de nosotros, para iniciar un camino de conversión que nos haga más sabios y mejores, más capaces de generar solidaridad y comunión, de vencer el mal con el bien. El cristiano es un hombre de esperanza, incluso y sobre todo delante de las tinieblas que a menudo existen en el mundo y que no dependen del proyecto de Dios, sino de las decisiones equivocadas del hombre, porque sabe que el poder de la fe mueve montañas, el Señor puede iluminar incluso la más profunda oscuridad".
El Año de la Fe que la Iglesia vive, prosiguió el Pontífice, "quiere suscitar en el corazón de cada creyente una mayor conciencia de que el encuentro con Cristo es la fuente de la verdadera vida y de una esperanza sólida. La fe en Jesús permite una renovación constante en el bien y la capacidad de salir de las arenas movedizas del pecado y volver a empezar. En el Verbo hecho carne es posible, siempre de nuevo, encontrar la verdadera identidad del hombre, que se descubre destinatario del amor infinito de Dios y llamado a la comunión personal con Él. Esta verdad, que Jesucristo vino a revelar, es la certeza que nos impulsa a mirar con confianza el año que vamos a comenzar".
 
 
 
"La Iglesia, que ha recibido de su Señor la misión de evangelizar, sabe bien que el Evangelio está destinado a todas las personas, especialmente a las nuevas generaciones, para saciar esa sed de verdad que cada uno lleva en su corazón y que a menudo resulta ofuscada por tantas cosas que ocupan la vida. Este compromiso apostólico es tanto más necesario cuando la fe corre el peligro de resultar oscurecida en contextos culturales que obstaculizan el enraizamiento personal y la presencia social. También Roma es una ciudad en la que la fe cristiana debe ser proclamada siempre de nuevo y testimoniada de una manera creíble. Por un lado, el creciente número de creyentes de otras religiones, la dificultad de las comunidades parroquiales para acercarse a los jóvenes, la difusión de estilos de vida marcados por el individualismo y el relativismo moral, por otro lado, muchas personas en busca de un significado para su existencia y una esperanza que no defrauda, no pueden dejarnos indiferentes. Al igual que el apóstol Pablo, ¡todos los fieles de esta ciudad deben sentirse deudores del Evangelio ante los demás habitantes!"
El Papa terminó su homilía animando a que después del bautismo de sus hijos, "se acompañe a los padres para que mantengan viva la llama de la fe", y que se construya "una relación de cordial amistad con los fieles, que después de haber bautizado a sus hijos, distraídos por las urgencias de la vida diaria, no muestran gran interés: podrán experimentar el cariño de la Iglesia, que como madre premurosa, se pone a su lado para favorecer su vida espiritual".
Al final de la ceremonia, Benedicto XVI visitó el Belén instalado junto al obelisco situado en el centro de la plaza de San Pedro.

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