Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

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Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

martes, 22 de enero de 2013

HERMANOS EN CRISTO

 
Muchas veces, no nos entienden cuando decimos somos pobres caballeros de Cristo, pero mucho menos cuando afirmamos que somos HERMANOS EN CRISTO. Investigando en mis horas de reflexión y meditación, en las que me gusta ahondar en el significado del templario en el siglo XXI,  deduzco que no dista mucho del origen, de lo que en un primer momento se trató de trasmitir. Alejados de todo significado de cruzadas, de parafernalia, y de todo símbolo externo que desvie lo que para mi significa el ser templario, me topé con unas reflexiones que muy bien se puede  asemejar a mi idea y mis convicciones. 
Estoy segura de que no tienen que concordar con las ideas de otro, ni siquiera ser cierto, pero el pensamiento es libre, como libre es la forma de vivir, y creo que lo que hoy expondré, tiene mucho que ver con mi manera de plantearme la vida, y todo lo que significa ser pobre caballero de Cristo.
El templario ya no lucha con espadas, ya no lucha contra infieles. Los infieles del templario de hoy son la maldad, la injusticia, la soberbia, la discriminación. No podemos hacer cruzada en contra de otras religiones, en contra de otros que no piensen como nosotros. Nuestro lugar es intentar llevar un mundo nuevo bajo nuestras acciones, nuestro ejemplo. La lucha ya no es con la espada, es con el espíritu, con la bondad, la fraternidad, construir un nuevo mundo, haciendo vivo el Evangelio. Es lo que el Señor nos pide.
La nueva Jerusalen, tiene que empezar a reinar en nuestros corazones, para poder llevarla a la realidad cotidiana.
Esa es nuestra cruzada, partiendo de una espiritualidad y de una meditación de la palabra y de la Escritura, que nos lleve no solo a la contemplacion interior, también hacia el exterior, de lo contrario no hay lógica ni hay una matriz que no sea ser cuerpo y espíritu de Cristo, en definitiva ser HERMANOS EN CRISTO...

Cada uno que saque sus propias conclusiones.


Dios nos creó a su imagen y semejanza. Nos hizo seres inteligente, capaces de amar, creadores, libres, inmortales. Pero la dignidad hu­mana quedó mucho más elevada cuando Dios mismo decidió hacerse hombre y venir a compartir nuestra vida. Cristo Jesús es nuestro her­mano, hermano de todos, presente en todos los hombre. Con él la natu­raleza humana ha subido a lo más alto de su dignidad.
Él no se avergüenza de llamarnos sus hermanos.
(Heb 2,11)
Un solo Padre tienen ustedes: el que está en el cielo..
Y todos ustedes son hermanos.
(Mt 23,9.8)
Esta dignidad de hermanos en Cristo nos obliga a ordenar el mundo de una manera muy distinta de como está ahora organizado. A no con­siderar a ninguna persona con más derechos o dignidad que otra. A comprometernos a luchar para que nuestra hermandad en Cristo llegue a ser una realidad, y no una linda palabra vacía de significado.

 Todos los seres humanos hijos de Dios, hermanos en Cristo, es que todos tenemos la misma dignidad ante Dios.
Dios no tiene preferencias por nadie. (Rom 2,11)
No hay ninguna raza inferior o superior (Hch 10,34-35), ni se debe despreciar a ningún hombre en concreto (Hch 10,28). Entre aquellos primeros seguidores de Jesús no se concebía que se pudiese dar un puesto de preferencia a una persona porque fuera mejor vestido que los demás (Sant. 2,2-4). El amor a Jesús les unía y los igualaba a todos, como podemos ver en los Hechos de los Apóstoles (Hch 2,42-47; 4,32-35). Cristo había “destruido en su propia carne el muro de odio que los separaba” (Ef 2,14).
 La gran novedad de Cristo es que él no es un legislador, sino una Vida, una Fuerza, para vivir la ley del amor. Él no manda como lo puede hacer cualquier hombre; él “da el querer y el actuar” (Flp 2,13). Jesús es la energía para poder cambiar el mundo. Él dio el Mandamiento Nuevo del Amor; pero, lo que es más importante, comu­nica su propio Amor, para poder cumplirlo. Da “las primicias del Espíritu, las cuales capacitan para cumplir la ley nueva del amor” 

El hombre nuevo, que vive de la fe en Cristo, es un templo vivo de Dios:
El templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros.....
El Espíritu de Dios habita en ustedes.
(1 Cor 3,17.16)
¿No sabeis  que su cuerpo es templo del Espíritu Santo,
que habita en nosotros
y que lo hemos recibido de Dios?
Vosotros ya no  perteneceis a sí mismos,
sino que han sido comprados a un gran precio.
Entonces, que sus cuerpos vivan para dar gloria a Dios.
(1 Cor 6,19-20)
El Espíritu Santo habita en todos los que tienen fe en Cristo, para que puedan ser hombres nuevos, capaces de construir un mundo me­jor, donde sea posible la verdad, la justicia y el amor, no sólo indivi­dualmente, sino también como sociedad. Hombres que sean capaces de construir la historia según la voluntad del Padre universal de todo ser humano. Hombres que sepan dominar la creación y transformarla para el servicio de todos. Hombres, en fin, que se parezcan cada vez más a Cristo Jesús, nuestro hermano, por quien hemos sido salvados al precio de su sangre.
 No tendremos un continente nuevo sin nuevas y renovadas estructuras; pero sobre todo, no habrá continente nuevo sin hombres nuevos, que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables.
Non Nobis.....

Sor+ Isabel María Pérez Moreno
Dama del Temple

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