Hoy 20 de agosto, celebramos el dia de San Bernardo de Claraval, Abad Cisterciense, Doctor de La Iglesia y padre espiritual del Temple.
Os dejamos unos apuntes de su biografía.
Nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia). Recibió una piadosa educación, y el año 1111 se unió a los monjes de Císter. Poco después fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho de sus monjes. A causa de las divisiones que aquejaban entonces a la Iglesia, se vio obligado a viajar por Europa con el objeto de restablecer la paz y la unidad. Escribió mucho sobre teología y ascética. Murió el año 1153.
Bajo el impulso de San Bernardo de Claraval y de otros, el ideal de reforma cisterciense se propagó de tal modo que los monasterios de monjes y monjas que se unían a la observancia cisterciense se extendieron más allá de la Europa Occidental.
Bajo el impulso de San Bernardo de Claraval y de otros, el ideal de reforma cisterciense se propagó de tal modo que los monasterios de monjes y monjas que se unían a la observancia cisterciense se extendieron más allá de la Europa Occidental.
Fue el gran enamorado de la
Virgen Santísima. Se adelantó en su tiempo a considerarla medianera de todas las
gracias y poderosa intercesora nuestra ante su Hijo Nuestro Señor . A San
Bernardo se le deben las últimas palabras de la Salve: "Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María"., así como la bellísima oracion del
"Acordaos"
Sus bellísimos sermones son
leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran
provecho.
Así como también de entre sus
numerosísimos libros y textos se halla el de unas reflexiones de gran
importancia llamado "La Consideración" leído por varios
Papas, entre ellos el Papa Juan XXIII.
Fue el gran impulsor de la Orden del Temple, redacto su regla, por lo que es una adaptación de la regla del Cister.
Dejamos algunos fragmentos de su obra:
“A te tua consideratio inchoet, ne frustra extendaris in alia, te neglecto.
Quid tibi prodest si universum mundum lucreris, te unum perdens?
Et si sapiens sis, deest tibi ad sapientiam, si tibi no fueris. Quantum
vero? Ut quidem senserim ego, totum. Noveris licet omnia mysteria,
noveris lata terrae, alta caeli, profunda maris, si te nescieris, eris similis
aedifi cant sine fundamento, ruinam, non structuram faciens.
Quidquid exstruxeris extra te, erit instar congesti pulveris, ventis
obnoxium. Non ergo sapiens, qui sibi non est. Sapiens sibi sapiens
erit, et bibet de fonte putei sui primus ipse. A te proinde incipiat tua
consideratio; non solum autem, et in te fi niatur.”
Comience tu consideración por ti mismo, no sea que te ocupes de otras
cosas y te olvides de ti. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si
él mismo se pierde?. Por sabio que seas, no posees toda la
sabiduría, si no eres sabio para contigo mismo. ¿Y cuánta sabiduría te
faltaría? A mi modo de ver, toda. Aunque conozcas todos los misterios,
la anchura de la tierra, la altura del cielo, la profundidad
del mar, si no te conoces a ti mismo, serás como el que
edifica sin cimentar y levanta una ruina, no un edificio.
Todo lo que construyas fuera de ti será como polvo amontonado que
se lleva el viento. No es sabio el que no lo es consigo mismo. El sabio
será sabio por si mismo, y beberá primero él mismo de
su propia fuente. Comience, pues, por ti tu consideración
y acabe también en ti.
(Sobre la consideración Libro II, III.6).
Quid tibi prodest si universum mundum lucreris, te unum perdens?
Et si sapiens sis, deest tibi ad sapientiam, si tibi no fueris. Quantum
vero? Ut quidem senserim ego, totum. Noveris licet omnia mysteria,
noveris lata terrae, alta caeli, profunda maris, si te nescieris, eris similis
aedifi cant sine fundamento, ruinam, non structuram faciens.
Quidquid exstruxeris extra te, erit instar congesti pulveris, ventis
obnoxium. Non ergo sapiens, qui sibi non est. Sapiens sibi sapiens
erit, et bibet de fonte putei sui primus ipse. A te proinde incipiat tua
consideratio; non solum autem, et in te fi niatur.”
Comience tu consideración por ti mismo, no sea que te ocupes de otras
cosas y te olvides de ti. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si
él mismo se pierde?. Por sabio que seas, no posees toda la
sabiduría, si no eres sabio para contigo mismo. ¿Y cuánta sabiduría te
faltaría? A mi modo de ver, toda. Aunque conozcas todos los misterios,
la anchura de la tierra, la altura del cielo, la profundidad
del mar, si no te conoces a ti mismo, serás como el que
edifica sin cimentar y levanta una ruina, no un edificio.
Todo lo que construyas fuera de ti será como polvo amontonado que
se lleva el viento. No es sabio el que no lo es consigo mismo. El sabio
será sabio por si mismo, y beberá primero él mismo de
su propia fuente. Comience, pues, por ti tu consideración
y acabe también en ti.
(Sobre la consideración Libro II, III.6).
A María STMA:
Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María.
Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María.
Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.
Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial.
No se entiende el Temple si no se lee, se estudia la obra de San Bernardo. Os invitamos a conocerlo, y a deleitaros con la lectura de sus obras.En la sección de formación hay una amplia variedad de libros y de enlaces que os llevan a sus obras y os llevan a descubrir todo lo que en sí encierra la espiritualidad Cisterciense. Un alimento para el alma y el espíritu.
Un abrazo fraternal a tod@s.
Fuentes y enlaces:
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