Transfiguración del Señor
Esta fiesta recuerda la escena en que Jesús, en la cima del monte Tabor, se apareció vestido de gloria, hablando con Moisés y Elías ante sus tres discípulos preferidos, Pedro, Juan y Santiago. La fiesta de la Transfiguración del Señor se venía celebrando desde muy antiguo en las iglesias de Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457 la extendió a toda la cristiandad para conmemorar la victoria que los cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre Mahomet II, orgulloso conquistador de Constantinopla y enemigo del cristianismo, y cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto.
MEDITATIO
Existe una llama interior que arde en las criaturas y canta su
pertenencia a Dios, y gime por el deseo de él. Existe un hilo de oro
sutil que une los acontecimientos de la
historia en la mano del Señor, a fin de que no caigan en la nada, y los
conectará finalmente en un bordado maravilloso. El rostro de Cristo está
impreso en el corazón de cada hombre y le constituye en amado de Dios
desde la eternidad. Y están, a continuación, nuestros pobres ojos
ofuscados..., acostumbrados a dispersarse en la curiosidad epidérmica e
insaciable, trastornados por múltiples impresiones; nosotros no sabemos
ya orientar la mirada al centro de cada realidad, a su fuente. Nos
volvemos incapaces de asumir la mirada de Dios sobre las cosas, porque
nuestra lógica y nuestra práctica se orientan en dirección opuesta a la
suya, en su esfuerzo por no perder nuestra vida, por no tomar nuestra
cruz. Sólo cuando Jesús nos deja entrever algo de su fulgurante misterio
nos damos cuenta de nuestra habitual ceguera.
La luz de la
transfiguración viene a hendir hoy, si lo queremos, nuestras tinieblas.
Ahora bien, debemos acoger la invitación a retirarnos a un lugar
apartado con Jesús subiendo a un monte elevado, es decir, aceptar la
fatiga que supone dar los pasos concretos que nos alejan de un ritmo de
vida agitado y nos obligan a prescindir de los fardos inútiles. Si
fuéramos capaces de permanecer un poco en el silencio, percibiríamos su
radiante Presencia. La luz de Jesús en el Tabor nos hace intuir que el
dolor no tiene la última palabra. La última y única Palabra es este Hijo
predilecto, hecho Siervo de YHWH por amor. Escuchémoslo mientras nos
indica el camino de la vida: vida resucitada en cuanto dada.
Escuchémoslo mientras nos indica con una claridad absoluta los pasos
diarios. Escuchémoslo mientras nos invita a bajar con él hacia los
hermanos. Entonces el lucero de la mañana se alzará en nuestros
corazones e, iluminando nuestra mirada interior, nos hará vislumbrar -en
la opacidad de las cosas, en la oscuridad de los acontecimientos, en el
rostro de cada nombre- a Dios «todo en todos», eterna meta de nuestra
peregrinación en el tiempo.
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Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.
SAN BERNARDO
Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)
Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple
Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,
que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO
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