Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

sábado, 13 de julio de 2013

LOS SIGNOS DE LA GRATUITIDAD

PAPA FRANCISCO
MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTAHE
 Los signos de la gratuidad
Martes 11 de junio de 2013

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 24, viernes 14 de junio de 2013




Pobreza y alabanza de Dios: son las dos coordenadas principales de la misión de la Iglesia, los «signos» que revelan al pueblo de Dios si «un apóstol vive la gratuidad». Lo indicó el Papa Francisco el 11 de junio partiendo de las lecturas del día —de los Hechos de los apóstoles (11, 21-26; 13, 1-3) y del Evangelio de Mateo (10, 7-13)—. «La predicación evangélica nace de la gratuidad, del estupor de la salvación que llega; y eso que he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente», expresó; esto se ve cuando Jesús envía a sus apóstoles y les da las instrucciones para la misión que les espera. «Son indicaciones —evidenció el Santo Padre— muy sencillas: no os procuréis oro, ni plata, ni dinero». Esta misión de salvación, como añade Jesús, consiste en curar a los enfermos, resucitar a los muertos, purificar a los leprosos y expulsar los demonios. Se trata de una misión —especificó el Papa Francisco— para acercar a los hombres al Reino de Dios. Y el Señor quiere para los apóstoles «sencillez» de corazón y disponibilidad para dejar espacio «al poder de la Palabra de Dios».
La frase clave de las consignas de Cristo a sus discípulos es precisamente «gratuitamente habéis recibido, gratuitamente dad»: palabras en las que se comprende toda «la gratuidad de la salvación». Porque —aclaró el Pontífice— «no podemos predicar, anunciar el Reino de Dios, sin esta certeza interior de que todo es gratuito, todo es gracia». Es lo que afirmaba san Agustín: Quaere causam et non invenies nisi gratiam. Cuando actuamos sin dejar espacio a la gracia —afirmó el Papa— entonces «el Evangelio no tiene eficacia».
Entre los muchos signos de la gratuidad, el Papa Francisco indicó especialmente la pobreza y la alabanza a Dios. De hecho el anuncio del Evangelio debe pasar por el camino de la pobreza y su testimonio: «No tengo riquezas, mi riqueza es sólo el don que he recibido de Dios. Esta gratuidad es nuestra riqueza». Es una pobreza que «nos salva de convertirnos en organizadores, empresarios». El Papa admitió que «se deben llevar adelante obras de la Iglesia» y que «algunas son un poco complejas», pero es necesario hacerlo «con corazón de pobreza, no con corazón de inversión o como un empresario, porque la Iglesia no es una ONG. Es algo más importante. Nace de esta gratuidad recibida y anunciada».
En cuanto a la capacidad de alabar, el Santo Padre aclaró que cuando un apóstol no vive la gratuidad, pierde también la capacidad de alabar al Señor, «porque alabar al Señor es esencialmente gratuito. Es una oración gratuita. No sólo pedimos, alabamos». En cambio —concluyó— «cuando encontramos apóstoles que quieren hacer una Iglesia rica, una Iglesia sin la gratuidad de la alabanza», la Iglesia «envejece, se convierte en una ONG, no tiene vida».
 

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