Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

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Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

domingo, 28 de abril de 2013

MONACATO FEMENINO 2ª PARTE: LAS MONJAS CISTERCIENSES Y DATOS ACTUALES

Las monjas cistercienses o bernardas son religiosas de votos solemnes, que forman una orden monástica femenina, rama de la Orden del Císter. Las monjas que forman parte posponen a su nombre las siglas O. Cist.

 La Orden del Císter, en sus orígenes (1098), no quería instituir una rama femenina de monjas. Sólo hacia 1125, y con el apoyo del tercer abad Esteban Harding, se fundó el monasterio femenino de Tart-L'Abbaye, en la diócesis de Langres, con monjas de la abadía benedictino de Juilly, que dependía de la abadía de Molesme y donde había vivido y muerto como monja Humbelina, hermana de Bernardo de Claraval. Las monjas de Tart fundaron después Ferraque (1140, diócesis de Noyon), Blandecques (1153, en Saint-Omer) y Montreuil-les-Dames (1164, cerca de Laon).

Fuera de Francia, la primera comunidad femenina cisterciense fue la de Tulebras (1134), en el Reino de Navarra, en las que siguieron Santa María la Real de las Huelgas (Valladolid) en 1140, Espírito Santo (Olmedo) en 1142, Villabona o San Miguel de las Dueñas en 1155, Perales (1160), Gradefes (1168), etc. La más conocida fue la de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos, fundada por Alfonso VIII de Castilla en 1187 con monjas de Tulebras.
En la Corona de Aragón, el primer monasterio fue el de Santa María de Vallbona, donde el año 1172 se incorporan un grupo de monjas provenientes de Tulebras, comandadas por la abadesa Òria Ramíres, que sería la primera abadesa de 1177 a 1190. Otro monasterio fue el de Santa María de Casbas, fundado por Oria de Pallars en el año 1973. En Italia se fundó el monasterio de Santa Lucia de Siracusa en 1171, y el mismo año de los de San Michele d'Ivrea y el de Conversano. En el siglo XIII ya había monasterios cistercienses de monjas en Suiza, Alemania y Flandes.

En 1190, las dieciocho abadesas cistercienses de Francia tuvieron el primer capítulo general de la orden en Tart. Las abadesas francesas y castellanas hacían visitas regulares a las casas que habían fundado, hasta que el Concilio de Trento dictaminó la clausura estricta de las monjas y puso fin a las visitas.

El declive común a toda la Orden del Císter hacia el final del siglo XIV también se manifestó a las comunidades femeninas. Algunos movimientos de reforma empezaron, como el de Beatriz de Silva, que fundó una nueva orden, la Orden de la Inmaculada Concepción en Toledo.
En Francia, Jeanne de Courcelles de Pourlan, abadesa de Tart en 1617, restauró la disciplina regular de la comunidad y la trasladó a Dijon en 1625. La hostilidad del abad del Císter hacia la reforma hizo que el monasterio fuera apartado por la Santa Sede de la jurisdicción de la Orden del Cister.
Otra reforma se había originado en 1602 en Port-Royal des Champs por Angélique Arnauld quien después fundaría la abadía de Port-Royal de París, en 1622, que fue protegido por la reina María de Medici. Urbano VIII eximió la abadía de la jurisdicción de Císter. Las monjas de los dos Port-Royal se consagraron a la adoración del Santísimo Sacramento. Luis XIV de Francia, sin embargo, suprimió Port-Royal des Champs en 1710 y las comunidades se dispersaron.

La Revolución francesa acabó con buena parte de las comunidades monásticas del país galo. Poco después, Augustin de Lestrange reunió a algunas monjas cistercienses y restauró la Hermandad Cisterciense, otorgando a la comunidad de monjas, llamadas trapenses, en 1795, el monasterio de La Sainte-Volonté de Dieu (Bajo Valais, Suiza). Obligadas a abandonar el país en 1798, volvieron en 1803 y pudieron volver a Francia en 1816, instalándose en Forges, cerca de La Trappe. Con otras comunidades en Francia y por toda Europa, en 1892 tomaron el nombre de Cisterciences Reformadas de la Estricta Observancia. En 1902 se establecieron en América, en un monasterio cerca de Quebec (Canadá).

Con el renacimiento del siglo XIX, algunos monasterios se unieron a la observancia de los trapenses, que se desarrolló rápidamente. Se conservan así su carácter contemplativo. Algunos cenobios se unieron a la pujante observancia trapense y conservaron su carácter contemplativo. Grupos más activos de monjas eligieron unirse a la Común Observancia, y se ocuparon de obras de caridad. En 1891, un total de ochenta y seis cenobios aceptaron distintos grados de dependencia en la común Observancia, reuniendo a 1.629 monjas de coro y 566 conversas. En el mismo año, veintiocho conventos pertenecientes a la Estricta Observancia tenían en conjunto 559 monjas y 596 legas.
 Los grupos más activos de monjas se unieron a la Común Observancia y se dedican a obras de caridad. En 1891, un total de ochenta y seis conventos acordó integrar la Observancia Común, de acuerdo con los distintos niveles de dependencia: el coro de monjas y hermanas eran 1.629 converse 586. En el mismo año, pertenecía a la Estricta Observancia 28 monasterios, con un total de 559 y 596 del coro monjas hermanas conversan.

Hasta 1953, no hubo cambios significativos en el número de casas o en la cantidad de personal. En ese año, el total de las instituciones afiliadas a la Común Observancia llegaba a 88, albergando a 1.739 monjas y 688 conversas. En el mismo año, las estadísticas relativas a la Estricta Observancia indicaban 30 casas, con 879 monjas, 700 conversas.
Durante el resto de la década del cincuenta, las trapenses experimentaron un crecimiento considerable, aumentando el número de monasterios a 48 y contando con más de 2.000 monjas. Luego la renovación de la década del sesenta produjo una reducción considerable de vocaciones. Hacia finales de 1972 todavía mantenían todas sus casas, pero el número de monjas de coro profesas era de 1.450 y el de legas sólo de 152.

Durante el mismo período, las monjas de la Común Observancia sufrieron una experiencia similar. En 1974 poseían ochenta y seis casas con un total de 1.133 monjas de coro y 240 conversas. En los últimos años, la comunidad de hermanas legas experimentó la misma transformación ocurrida entre los monjes. La tendencia que prevalece tiende a la eliminación de las diferencias que habían separado tradicionalmente a ambas categorías.
Gracias a la profunda renovación de la vida religiosa impulsada por el Concilio Vaticano II, las reglas de clausura se han suavizado mucho, posibilitando así a las monjas realizar encuentros nacionales, y aun Capítulos Federales. Las diversas «federaciones» de la Orden han realizado, con buen resultado, varias sesiones.


Durante los últimos 50 años, las monjas trapenses han tenido un desarrollo notable: el número de sus hogares subió a 48, con cerca de 2.000 monjas. Pero entonces, la "renovación" de los años 60 condujo a una marcada disminución de las vocaciones. Hacia el final de 1972, el número de viviendas se mantuvo sin cambios, pero el número de monjas del coro con votos solemnes era 1.450 y hermanas conversan sólo 152. Al mismo tiempo, las monjas afiliadas a la Común Observancia cruzaron una experiencia similar. En 1974 contaba con 86 casas de un total de 1.123 religiosas y 240 hermanas del coro converse. En los últimos cinco años, el estado de la hermana conversa en ambas ceremonias fue a la misma transformación que sufrió entre los monjes de lego. Finalmente prevaleció la tendencia a eliminar las diferencias que rasgos tradicionales, almente separan las hermanas conversan por el coro de monjas.
Gracias a la "renovación", las reglas del claustro fueron muy mitigadas por lo que las hermanas se reúnen en conferencias regionales e incluso los Capítulos Generales. Los diversos "confederaciones" nacidas bajo la autoridad de la Común Observancia celebraron varias reuniones fructíferas. Las monjas de la Estricta Observancia organizaron su primer capítulo general en 1971, en 1975 su segundo Capítulo General celebrado en Roma, se reunieron 91 monjas de 49 monasterios. Entre estos dos períodos de sesiones de los capítulos se han propuesto cinco nuevas fundaciones, que dan testimonio del hecho de que la "crisis de vocaciones" de años anteriores es quizás resolviendo. El aumento de las vocaciones religiosas en Japón es uno de los signos más prometedores respecto a las tendencias actuales de las vocaciones a la vida monástica femenina.

Las monjas cistercienses se dedican a la vida contemplativa y el trabajo en clausura. Al final de 2005 había 64 monasterios femeninos cistercienses, con 997 religiosas.

 

FUENTES:   Los Cistercienses O.Cist. / O.C.S.O.

                    MONJAS CISTERCIENSES-WIKIPEDIA

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