Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

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Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

viernes, 10 de enero de 2014

LA DISCIPLINA TEMPLARIA

La ferrea disciplina de los Templarios se manifiesta de múltiples maneras. Los caballeros avanzan por escuadrones y en silencio, y si uno debe comunicarse con otro tiene que ir hacia él cabalgando «a sotavento», para que el polvo que levanta su montura no moleste al resto de jinetes.Si se hallan en tierra enemiga y el portaestandarte «pasa de largo» ante una corriente de agua, los caballeros harán lo mismo. No puede ponerse el yelmo sin permiso, pero cuando recibe la orden de ponérselo ya no se lo puede quitar hasta que sea autorizado a ello. Cuando acampan, los escuderos que van a buscar forraje para los caballos o leña, y los propios caballeros, sólo pueden alejarse hasta donde oigan el grito o la campana, para reunirse cuando sea necesario.

Los templarios, pues, no marchaban nunca como una banda desorganizada, en tropel o impetuosamente, ni se precipitaban de forma impulsiva contra el enemigo, sino que «guardan siempre su puesto con toda precaución y prudencia imaginables». Pero esa prudencia no es incompatible con un coraje destacable
A la hora de lanzarse a la batalla, estos nuevos caballeros se arman interiormente con la fe, y externamente con los mejores caballos de guerra, rápidos y ligeros, carentes de todo ornamento, pensando más en el combate mismo que en el «fausto y la pompa», aspirando más a la victoria que a la vanagloria, a diferencia de los engreídos caballeros mundanos.
National Geographic.
Caballero Templario. Ponferrada. León. España
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"Se guarda perfectamente la disciplina y la obediencia exacta"
San Bernardo de Claraval.
Desde un punto de vista bélico, los templarios han pasado a la historia por su arrojo y su combatividad. Cuando san Bernardo de Claraval, ardiente defensor de las cruzadas, redactó el Elogio de la nueva milicia, una especie de panegírico de la orden templaria que acababa de nacer, anticipó algunas cualidades de estos combatientes que acabarían siendo plasmadas en su Regla. Decía san Bernardo que esta milicia, en contraste con la «malicia» encarnada por los caballeros ordinarios, era disciplinada y obediente, no tan preocupada por la gloria mundana como por servir a Dios. Disciplina y obediencia eran, pues, valores supremos que Bernardo anticipaba en su elogio: «Se guarda perfectamente la disciplina y la obediencia es exacta».



En 1146, Luis VII de Francia se embarcaba camino de Tierra Santa como cruzado. No tardó en darse cuenta de que allí se enfrentaba a un enemigo de distinta naturaleza de los que habían sido hasta ahora sus adversarios. Durante una marcha militar por Asia Menor, permitió que la vanguardia de su ejército se separase del resto de la columna para acampar en Cadmos, lo que permitió a los turcos asestarle un duró revés militar. A partir de aquel desastre el rey francés se rindió a l...a evidencia y confió el mando de las operaciones a Evérard de Barres, maestre de la orden del Temple, una nueva fuerza militar creada en Jerusalén en 1118 o 1119, pocos años después de su conquista por la primera cruzada. Su finalidad era proteger a los peregrinos que acudían a la Ciudad Santa, pero más tarde asumió la defensa de los Estados latinos creados en Oriente.

Tras el revés de Cadmos, Luis VII vio en los templarios un ejemplo de disciplina y valor militar, y ordenó a sus hombres que se comportaran de manera parecida. Pero ¿qué ofrecían militarmente los templarios al monarca francés y a otros líderes cruzados? La respuesta está en la Regla del Temple, un conjunto de normas de conducta que constituye un compendio de saberes bélicos cimentados en años de enfrentamientos con el enemigo musulmán en Tierra Santa.

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