Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


WEB OFICIAL DE LA ORDEN

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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

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Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

domingo, 28 de abril de 2013

CRECEMOS PARA FORMAR PARTE DEL CUERPO MISTICO DEL SEÑOR

Un gran día para todos los hermanos, un gran amigo se ha unido a nosotros en el Gran Priorato. La Fe, la vida espiritual, y la ayuda a los demás nos hace ser cada día más sirvientes a nuestra regla.

Recordemos este pasaje del Carta a los Corintios:

12 Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. 14 El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.
27 Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo. 28 En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diversas *lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones para sanar enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?

Que Dios te guie en este camino,
no para nuestra gloria, si no para la Gloria del Señor...


MONACATO FEMENINO 2ª PARTE: LAS MONJAS CISTERCIENSES Y DATOS ACTUALES

Las monjas cistercienses o bernardas son religiosas de votos solemnes, que forman una orden monástica femenina, rama de la Orden del Císter. Las monjas que forman parte posponen a su nombre las siglas O. Cist.

 La Orden del Císter, en sus orígenes (1098), no quería instituir una rama femenina de monjas. Sólo hacia 1125, y con el apoyo del tercer abad Esteban Harding, se fundó el monasterio femenino de Tart-L'Abbaye, en la diócesis de Langres, con monjas de la abadía benedictino de Juilly, que dependía de la abadía de Molesme y donde había vivido y muerto como monja Humbelina, hermana de Bernardo de Claraval. Las monjas de Tart fundaron después Ferraque (1140, diócesis de Noyon), Blandecques (1153, en Saint-Omer) y Montreuil-les-Dames (1164, cerca de Laon).

Fuera de Francia, la primera comunidad femenina cisterciense fue la de Tulebras (1134), en el Reino de Navarra, en las que siguieron Santa María la Real de las Huelgas (Valladolid) en 1140, Espírito Santo (Olmedo) en 1142, Villabona o San Miguel de las Dueñas en 1155, Perales (1160), Gradefes (1168), etc. La más conocida fue la de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos, fundada por Alfonso VIII de Castilla en 1187 con monjas de Tulebras.
En la Corona de Aragón, el primer monasterio fue el de Santa María de Vallbona, donde el año 1172 se incorporan un grupo de monjas provenientes de Tulebras, comandadas por la abadesa Òria Ramíres, que sería la primera abadesa de 1177 a 1190. Otro monasterio fue el de Santa María de Casbas, fundado por Oria de Pallars en el año 1973. En Italia se fundó el monasterio de Santa Lucia de Siracusa en 1171, y el mismo año de los de San Michele d'Ivrea y el de Conversano. En el siglo XIII ya había monasterios cistercienses de monjas en Suiza, Alemania y Flandes.

En 1190, las dieciocho abadesas cistercienses de Francia tuvieron el primer capítulo general de la orden en Tart. Las abadesas francesas y castellanas hacían visitas regulares a las casas que habían fundado, hasta que el Concilio de Trento dictaminó la clausura estricta de las monjas y puso fin a las visitas.

El declive común a toda la Orden del Císter hacia el final del siglo XIV también se manifestó a las comunidades femeninas. Algunos movimientos de reforma empezaron, como el de Beatriz de Silva, que fundó una nueva orden, la Orden de la Inmaculada Concepción en Toledo.
En Francia, Jeanne de Courcelles de Pourlan, abadesa de Tart en 1617, restauró la disciplina regular de la comunidad y la trasladó a Dijon en 1625. La hostilidad del abad del Císter hacia la reforma hizo que el monasterio fuera apartado por la Santa Sede de la jurisdicción de la Orden del Cister.
Otra reforma se había originado en 1602 en Port-Royal des Champs por Angélique Arnauld quien después fundaría la abadía de Port-Royal de París, en 1622, que fue protegido por la reina María de Medici. Urbano VIII eximió la abadía de la jurisdicción de Císter. Las monjas de los dos Port-Royal se consagraron a la adoración del Santísimo Sacramento. Luis XIV de Francia, sin embargo, suprimió Port-Royal des Champs en 1710 y las comunidades se dispersaron.

La Revolución francesa acabó con buena parte de las comunidades monásticas del país galo. Poco después, Augustin de Lestrange reunió a algunas monjas cistercienses y restauró la Hermandad Cisterciense, otorgando a la comunidad de monjas, llamadas trapenses, en 1795, el monasterio de La Sainte-Volonté de Dieu (Bajo Valais, Suiza). Obligadas a abandonar el país en 1798, volvieron en 1803 y pudieron volver a Francia en 1816, instalándose en Forges, cerca de La Trappe. Con otras comunidades en Francia y por toda Europa, en 1892 tomaron el nombre de Cisterciences Reformadas de la Estricta Observancia. En 1902 se establecieron en América, en un monasterio cerca de Quebec (Canadá).

Con el renacimiento del siglo XIX, algunos monasterios se unieron a la observancia de los trapenses, que se desarrolló rápidamente. Se conservan así su carácter contemplativo. Algunos cenobios se unieron a la pujante observancia trapense y conservaron su carácter contemplativo. Grupos más activos de monjas eligieron unirse a la Común Observancia, y se ocuparon de obras de caridad. En 1891, un total de ochenta y seis cenobios aceptaron distintos grados de dependencia en la común Observancia, reuniendo a 1.629 monjas de coro y 566 conversas. En el mismo año, veintiocho conventos pertenecientes a la Estricta Observancia tenían en conjunto 559 monjas y 596 legas.
 Los grupos más activos de monjas se unieron a la Común Observancia y se dedican a obras de caridad. En 1891, un total de ochenta y seis conventos acordó integrar la Observancia Común, de acuerdo con los distintos niveles de dependencia: el coro de monjas y hermanas eran 1.629 converse 586. En el mismo año, pertenecía a la Estricta Observancia 28 monasterios, con un total de 559 y 596 del coro monjas hermanas conversan.

Hasta 1953, no hubo cambios significativos en el número de casas o en la cantidad de personal. En ese año, el total de las instituciones afiliadas a la Común Observancia llegaba a 88, albergando a 1.739 monjas y 688 conversas. En el mismo año, las estadísticas relativas a la Estricta Observancia indicaban 30 casas, con 879 monjas, 700 conversas.
Durante el resto de la década del cincuenta, las trapenses experimentaron un crecimiento considerable, aumentando el número de monasterios a 48 y contando con más de 2.000 monjas. Luego la renovación de la década del sesenta produjo una reducción considerable de vocaciones. Hacia finales de 1972 todavía mantenían todas sus casas, pero el número de monjas de coro profesas era de 1.450 y el de legas sólo de 152.

Durante el mismo período, las monjas de la Común Observancia sufrieron una experiencia similar. En 1974 poseían ochenta y seis casas con un total de 1.133 monjas de coro y 240 conversas. En los últimos años, la comunidad de hermanas legas experimentó la misma transformación ocurrida entre los monjes. La tendencia que prevalece tiende a la eliminación de las diferencias que habían separado tradicionalmente a ambas categorías.
Gracias a la profunda renovación de la vida religiosa impulsada por el Concilio Vaticano II, las reglas de clausura se han suavizado mucho, posibilitando así a las monjas realizar encuentros nacionales, y aun Capítulos Federales. Las diversas «federaciones» de la Orden han realizado, con buen resultado, varias sesiones.


Durante los últimos 50 años, las monjas trapenses han tenido un desarrollo notable: el número de sus hogares subió a 48, con cerca de 2.000 monjas. Pero entonces, la "renovación" de los años 60 condujo a una marcada disminución de las vocaciones. Hacia el final de 1972, el número de viviendas se mantuvo sin cambios, pero el número de monjas del coro con votos solemnes era 1.450 y hermanas conversan sólo 152. Al mismo tiempo, las monjas afiliadas a la Común Observancia cruzaron una experiencia similar. En 1974 contaba con 86 casas de un total de 1.123 religiosas y 240 hermanas del coro converse. En los últimos cinco años, el estado de la hermana conversa en ambas ceremonias fue a la misma transformación que sufrió entre los monjes de lego. Finalmente prevaleció la tendencia a eliminar las diferencias que rasgos tradicionales, almente separan las hermanas conversan por el coro de monjas.
Gracias a la "renovación", las reglas del claustro fueron muy mitigadas por lo que las hermanas se reúnen en conferencias regionales e incluso los Capítulos Generales. Los diversos "confederaciones" nacidas bajo la autoridad de la Común Observancia celebraron varias reuniones fructíferas. Las monjas de la Estricta Observancia organizaron su primer capítulo general en 1971, en 1975 su segundo Capítulo General celebrado en Roma, se reunieron 91 monjas de 49 monasterios. Entre estos dos períodos de sesiones de los capítulos se han propuesto cinco nuevas fundaciones, que dan testimonio del hecho de que la "crisis de vocaciones" de años anteriores es quizás resolviendo. El aumento de las vocaciones religiosas en Japón es uno de los signos más prometedores respecto a las tendencias actuales de las vocaciones a la vida monástica femenina.

Las monjas cistercienses se dedican a la vida contemplativa y el trabajo en clausura. Al final de 2005 había 64 monasterios femeninos cistercienses, con 997 religiosas.

 

FUENTES:   Los Cistercienses O.Cist. / O.C.S.O.

                    MONJAS CISTERCIENSES-WIKIPEDIA

miércoles, 24 de abril de 2013

EL CAMINO DE LAS ESTRELLAS Primera Parte



El espíritu del Templario lo llama constantemente hacia la Divinidad de Dios, el Templario tiene la capacidad de escuchar su propia intuición, observa y sigue las señales que llegan del Universo manteniendo su caminar Contemplativo en silencio y con profunda consciencia de poder recibir en su camino de ida y vuelta, purificación y evolución espiritual para desarrollar virtudes y sentimientos que deberá aplicar en su continuo caminar.
El Caballero Templario peregrino llegará a tocar su profundidad que voluntariamente ha escogido para que le sean revelados los misterios de esta gran filosofía, prestando atención a no retroceder se dejará llevar por la corriente de agua viva del Espíritu que le conceda el valor que necesita para recorrer y desarrollar el Camino de la iniciación que lo conducirá al Camino Estrellado, tomará conciencia con humildad de su naturaleza espiritual, y del lado oscuro y profundo de su ego.
El camino Sagrado iniciático para el Templario será vencer las pruebas y peligros sometiendose a las reglas establecidas en el sendero de Jano, sin caer en la prisión de sus propios egoismos, no será tanto el llegar a la meta sino llegar a la evolución espiritual y al conocimiento de la iluminación donde tendrá que descubrir su debilidad y su nada. El Templario, en su camino, caerá en el pozo profundo de su alma, lugar donde se ocultan y están encerradas las fuerzas del camino Sagrado que refuerzan el magnetismo de su busqueda, en ese lugar nadie lo rescatará, y esperará el perdón, la purificación del algua clara y viva de la fuente dejandose llevar por la corriente del Espíritu.
Su camino será largo, tendrá que atraversarlo a través de un complicado y tortuoso laberinto con mucha atención para no retroceder y no quedarse atrapado. Cuando llegue a la meta del camino, el Templario deberá estar solo y en sintonía con su espíritu para poder manejar más la sensibilidad que le manda su intuición, será consciente de la inteligencia del alma adquirida en el camino y del potente cambio que tendrá.
Su silencioso caminar será en completa meditación para poder oir en soledad la ninfa de su espiritualidad y poder dirigirla hacia los objetos que abrazan su camino de crecimiento y de transformación con el Divino. Él tendrá la capacidad transformadora y única de poder conectar son su propia esencia y con la grandeza del Universo. El Templario, en su búsqueda, deseará llegar al tesoro oculto para sentirse parte de un todo, pero tendrá que prestar mucha atención en el penúltimo paso para no retroceder, reconociendo perfectamente que cuando logre la meta deberá seguir caminando para que continúe fuyendo en su alma las energías del Universo.
Sor + Mari Sol Martín Fernández
Dama del Temple

martes, 23 de abril de 2013

23 DE ABRIL SAN JORGE

Jorge de Capadocia es el nombre de un hipotético soldado romano de Capadocia (en la actual Turquía), mártir y más tarde santo cristiano. Se le atribuye haber vivido entre 275 o 280 y el 23 de abril de 303. Es considerado pariente de santa Nina.
Su popularidad en la Edad Media le ha llevado a ser uno de los santos más venerados en las diferentes creencias cristianas e incluso —en un fenómeno de sincretismo— en las religiones afroamericanas y musulmana de Medio Oriente especialmente Palestina donde le llaman Mar Giries (árabe cristiano) o Al-Khader (árabe tanto cristiano como musulmán).


La leyenda -posiblemente originada en el siglo IV- cuenta la historia de Jorge, un romano que tras morir su padre -Geroncio, oficial del ejército romano- se trasladó con su madre Policromía hasta la ciudad natal de ésta: Lydda -actual Lod (Israel)-. Allí, Policromía pudo educar a su hijo en la fe cristiana y poco después de cumplir la mayoría de edad se enfiló en el ejército. Debido a su carisma, Jorge no tardó en ascender y, antes de cumplir los 30 años fue tribuno y comes, siendo destinado a Nicomedia como guardia personal del emperador Diocleciano (284-305).
En 303, el emperador emitió un edicto autorizando la persecución de los cristianos por todo el imperio, que continuó con Galerio (305-311). Jorge, que recibió órdenes de participar, confesó que él también era cristiano y Diocleciano ordenó que le torturaran sin éxito. Por ello, fue ordenado que se le ejecutara. Tras ser decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303, los testigos convencieron a la emperatriz Alejandra y a una anónima sacerdotisa pagana a convertirse al cristianismo y unirse a Jorge en su martirio. Una vez muerto, el cuerpo de Jorge fue enviado a Lydda para que fuera enterrado.

 En 494 Jorge de Capadocia fue canonizado por el papa Gelasio I, mas lo incluyó junto con «...aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios».
 En el siglo IX aparece otra popular historia: San Jorge a caballo como vencedor de un dragón. Esta historia, que es parte de la La leyenda dorada, también es conocida como «San Jorge y el dragón», y es el probable origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones en Occidente

.En la Edad Media, Jorge pasó a ser patrón de la Corona de Aragón y de Portugal.Actualmente el 23 de abril, día de San Jorge es festivo en Aragón, que celebra ese día el Día de Aragón.

 La cruz de San Jorge aparece en el tercer cuartel del Escudo de Aragón, junto con cuatro cabezas de moros, representando la victoria de Pedro I en la batalla de Alcoraz, el primer gran hito de la reconquista y donde 40.000 hombres lucharon por Huesca en 1096. Completan el escudo los cuarteles del Árbol de Sobrarbe (fueros que defendían la ley sobre el rey según la tradición), La Cruz de Íñigo Arista (vinculación entre Aragón y Navarra), la llamada Cruz de Alcoraz, introducido como emblema de Pedro III el Grande en el siglo XIII, y las Barras de Aragón, cuya existencia y uso por la casa Aragón como emblema heráldico data del reinado de Alfonso II el Casto. Las barras fueron el emblema de los Reyes de Aragón que, como otros señores en la Edad Media, fueron vasallos de Roma y Aviñón; los colores del emblema son los mismos que los usados por los Papas. Posteriormente se convirtió en el símbolo de la Corona de Aragón).

Cataluña:
 La cruz de San Jorge es el primer emblema de la Generalidad de Cataluña. Actualmente la cruz aparece en el escudo de Barcelona.

 Portugal

Parece ser que los cruzados franceses que ayudaron a Alfonso I de Portugal en la conquista de Lisboa en 1147, introdujeron el culto a Jorge en Portugal. Sin embargo, se cree que no fue hasta la época de Alfonso IV en la que se pasó a usar el nombre de San Jorge como grito de guerra, en lugar de Santiago.
Nuno Álvares Pereira, condestable de Portugal y profundo devoto del santo, consideraba a Jorge como adalid de la victoria de Aljubarrota contra los castellanos.
También Juan I de Portugal era devoto de Jorge. Tanto es así que sustituyó a Santiago por Jorge como santo patrón de Portugal. En 1387 ordenó que su imagen a caballo fuera sacada en la procesión de Corpus Cristi, tradición que se extendió también al Brasil.
Ya en 1386, Inglaterra y Portugal —unidas también por el patronato de San Jorge— firmaron la alianza anglo-portuguesa, que todavía sigue en vigor.
Varias órdenes militares portan su nombre o sus símbolos: la Orden de la Jarretera, la Orden Teutónica, la Orden de Calatrava, la Sacra Orden Constantiniana, la Orden de San Jorge de Alfama, entre otras. Es el patrón de los cruzados. Tambien fue venerado por la Orden del Temple.

Feliz dia de San Jorge especialmente a todos los amigos y hermanos que hoy celebran su onomástica, siendo festividad en Cataluña y Aragón.
Un abrazo fraternal.

domingo, 21 de abril de 2013

HISTORIA DEL MONACATO FEMENINO. 1º PARTE ORIGENES Y EDAD MEDIA



Al hablar del "Monacato femenino"   hace referencia a la situación de las mujeres en el estado, actividad, institución y dignidad monástica, definidos en el sustantivo «monacato».
La palabra «monacato» deriva del latín, monăchus, y a su vez del vocablo griego, μοναχός, que significa «el que vive solo» La forma femenina Мοναχή fue utilizada, aunque en menor grado que la masculina, en Еgірtо desde antes de la era cristiana para dеѕіgnаr еntrе оtrаѕ nосіоnеѕ la del ascetismo y la del celibato. Uno de sus significados hace referencia al hombrе о muјеr сélіbе. Еn lаѕ fuеntеѕ lіtеrаrіаѕ se usaba el término παρθένος. Еn lа раріrоlоgíа, μοναχή aparece dеѕdе еl siglo ІV hаѕtа еl ѕіglо VІІІ d. С. Todos estos términos y conceptos se desarrollaron y evolucionaron en el ámbito de las diversas religiones las cuales constituyeron marcos de referencia para distinguir unos monacatos de otros, tanto en el sentido espiritual como en el de organización de esa forma de vida religiosa, ad intra y en sus relaciones institucionales con las autoridades civiles.
El adjetivo «femenino» otorga un matiz propio, al situar a las mujeres espacial y temporalmente en las variadas formas de monacato. Los descubrimientos, las investigaciones sobre las diversas acepciones de uno y otro término van indicando las coordenadas para situar a la mujer en lo que gráficamente, puede representarse como una línea del tiempo.
A través del tiempo se pusieron de manifiesto variados modelos de vida comunitaria, tanto con la inclusión de mujeres reconocidas por sus acciones, cuanto por aquellas otras que, en forma más anónima, se integraron en el sistema religioso y monástico de su tiempo, a menudo formando parte de grupos colectivos. Fruto de la cultura de épocas pasadas, el monacato femenino fue considerado frecuentemente un apéndice o complemento del monacato masculino, con niveles de formación diversos. Numerosos estudios interdisciplinarios (entre los que se cuentan los iniciados en 1945 por Josefina Murriel, acerca de las mujeres coloniales) sobre el monacato y sobre los géneros masculino y femenino permiten comprobar tanto aquellos aspectos que tienen en común como aquellos desarrollos propios y difererentes. 

El Concilio Vaticano II dedicó un decreto específico al tema de la renovación de la vida religiosa en la Iglesia católica, haciendo mención explícita en varios pasajes a varones y mujeres, seguidores ambos de la práctica de los consejos evangélicos desde los comienzos de la Iglesia (Perfectae caritatis, 1). Para ambos destacó el tema de su formación religiosa y apostólica, doctrinal y técnica, que debe continuar para la obtención incluso de los títulos convenientes (Perfectae caritatis, 18) El mismo Concilio había declarado previamente: «Las mujeres ya actúan en casi todos los campos de la vida, pero es conveniente que puedan asumir con plenitud su papel según su propia naturaleza. Todos deben contribuir a que se reconozca y promueva la propia y necesaria participación de la mujer en la vida cultural» (Gaudium et spes, 60).

ORÍGENES
  El monacato cristiano tenía orígenes paganos, concretamente en Egipto. Desde entonces, fue creciendo el interés por buscar evidencias históricas de la conexión entre las formas religiosas y lo que se denominaba monacato.
El procurador general de la Orden Cisterciense de Estricta Observancia Armand Veilleux señaló que, desde sus primeras manifestaciones, el monacato apareció simultáneamente en todas sus variadas formas: cenobitismo y eremitismo, monacato del desierto y monacato urbano, etc. Los elementos comunes en las formas monásticas de vida religiosa son: el ascetismo para la separación del mundo o de la sociedad; virginidad y castidad; obediencia; pobreza; sujeción a una regla común o norma de vida; vestimenta diferente; inicio como noviciado; oración; prácticas penitenciales y sistema penitenciario para quien quebranta las normas de vida.


CIVILIZAACIONES ANTIGUAS

Sacerdotisas, vestales, vírgenes

La virginidad y la castidad de las mujeres tuvieron una dimensión colectiva, pues cumplían funciones esenciales en el imaginario social de lo que representaba el fuego, el agua, el cultivo de las tierras, el ciclo vital. La situación de las vírgenes en los diferentes ritos y religiones giró en torno a la protección frente a quienes no respetaran más que el cuerpo de estas mujeres, la vinculación con lo sagrado. El otro eje es el de la obediencia, habida cuenta de la edad y ritos de inicio. Cuando se tenía certeza de que la mujer era culpable, el castigo debía ser mayor: puesto que el delito ofendía más a las divinidades, se debía aplacar su ira para que no repercutiera en la colectividad. En palabras de Cándida Martínez López, la unión entre castidad-fertilidad-bienestar fue una constante en el pensamiento antiguo.

 EGIPTO:
 Desde la IV dinastía que, según diferentes autores de la cronología del Antiguo Egipto, se inició en 2920 ó 2613 a. C., se tiene constancia de la presencia de la mujer en la organización jerárquica del clero que se conoce con el término griego Phylé (en egipcio Sa). Dedicadas inicialmente al culto funerario, fueron ampliando sus actividades como músicas y bailarinas en el culto de los dioses. Llegaron a formar el «harén del dios»: supervisadas inicialmente por mujeres de alta e incluso de baja jerarquía, dedicadas al culto a los dioses y diosas, su actividad era musical. En Egipto, los harenes y concubinas no tenían el sentido turco del término. La traducción más correcta es, según Begoña Gugel, la de ipet-nesut y hener.


ROMA:

En la Antigua Roma, las vestales fueron sacerdotisas vírgenes, consagradas a la diosa del hogar Vesta en cuyo templo estaba el fuego sagrado que las vestales mantenían encendido. Eran las responsables de que el fuego no se extinguiera. En la línea del tiempo, las vestales se ubican como predecesoras paganas de lo que serían las vírgenes consagradas. La analogía, si bien sitúa mejor a las vírgenes consagradas, desdibuja las coordenadas para situar a las vestales. Además, esta perspectiva no tiene en cuenta que hay un espacio egipcio, en un tiempo de dominación extranjera, en cuyo contexto sociopolítico y religioso vivieron, hombres y mujeres, diferentes formas de vida ascética y anacoreta.
Otro tanto sucedió con las vinculaciones entre vestales y dos instituciones de vida religiosa femeninas: Acllacuna en la cultura precolombina del Perú y las Acílacuna. Más alejadas del tiempo de las vestales, el parangón con éstas se resume en que en ambos casos se trataba de instituciones en las mujeres ingresan siendo niñas, a través de ritos de iniciación. Vivían recluidas en lugares concretos y limitados y tenían el deber o voto de castidad, durante treinta años o toda su vida, las vestales y hasta los dieciocho años o toda su vida, las Aclíacuna. La transgresión de la norma se castiga con la pena máxima que en algunas épocas es la pena de muerte que se ejecutaba enterrando vivas en un acto popular y ritual a las vestales y en un acto privado a las Aclíacuna.
Las mamacunas fueron descritas por los cronistas españoles como monjas al servicio de su dios Sol, dedicadas a tejer y pintar ropas de lana al servicio del templo. En este punto hay que tener en cuenta que en el Tahuantinsuyo, el tejido era un objeto de prestigio, muy valioso en el sistema basado en la reciprocidad. En otros documentos se las describe como matronas dedicadas a enseñar todo lo necesario a las doncellas. Unas y otras eran vírgenes pero solo las mamacunas permanecían encerradas hasta ser viejas. El castigo por no respetar la virginidad y el enclaustramiento, en la organización sociopolítica del Tahuantinsuyu, no era comparable con la clausura femenina española. Por esta razón, no podía haber continuidad de unas instituciones en otras. La mamacuna y la acllacuna no tenían sentido sin la red de reciprocidad e intercambio propia de la organización sociopolítica que existía en el Tahuantinsuyo.

LA INDIA
El bramanismo, religión que existía en lo que hoy es la India, fue desplazado con las enseñanzas del maestro Sidharta.
El Budismo fue reemplazado de nuevo por el bramanismo en la India, pero se extendió hacia el sur y el Norte. Se habla entonces del vajrayana, como una subdivisión metodológica del mahayana.
En el Tíbet se llegó a mezclar con el antiguo Bön, dando lugar al dogzchen, minoritario entre el tibetano. En Japón originó a varias escuelas, entre ellas el zen y shim. En China llegó a formar un canon propio. Pues bien, es cierto que Buda se negó a ordenar mujeres, pero la historia cuenta que, a la tercera petición, que le hizo Maha Pajapati Gotamim, accedió. La sangha Bhikkhuni quedó constituida sometida a reglas especiales para regular la vida monástico-budista femenina. Después de 500 años la sangha desapareció. Lo cierto es que existen muy pocos monasterios de monjas y que es difícil conocer la historia de los que hubo.
No obstante, a través de sus páginas web, van mostrando cómo es el monacato femenino en el budismo. Tal es el caso del Monasterio de Sisinang Además, las investigaciones en el campo de los estudios de género y las publicaciones de estudios sobre las mujeres están aportando datos y explicaciones respecto a las causas de la desaparición del sangha femenino, facilitando así el camino iniciado de recuperación de esta forma de vida.
Una de las causas, según Rita Gross es la dificultad que había para que las mujeres pudieran establecer esa relación maestro/alumno propia del sangha


MONACATO FEMENINO EN EL CRISTIANISMO

 Se conoce como Ammas o madres del desierto a las primeras mujeres ascetas que, al igual que los padres del desierto, abandonaron las ciudades del Imperio romano y zonas aledañas en el siglo IV para ir a vivir en las soledades de los desiertos de Siria y Egipto. Este movimiento eremítico en el cristianismo nace a fines del siglo III y principios del siglo IV, particularmente tras la paz constantiniana, luego de que se promoviera la tolerancia religiosa con el edicto de Milán (313), y se lograra la unidad ideológico-administrativa a través del Concilio de Nicea. A las madres del desierto hizo referencia Paladio de Galacia en su Ніѕtоrіа Lаuѕіаса, соmрuеѕtа еntrе lоѕ аñоѕ 419 у 420 d.С., obra de gran importancia para el estudio del monacato oriental.
 Pero en lа Ніѕtоrіа Lаuѕіаса se puede observar lа ехіѕtеnсіа dе unа grаn vаrіеdаd dе tіроѕ dе mоnасаtо fеmеnіnо а trаvéѕ dе numеrоѕоѕ сарítulоѕ еn lоѕ quе ѕе rесоgеn lа vіdа у ехреrіеnсіаѕ dе muјеrеѕ аѕсеtаѕ dе Еgірtо у dе оtrаѕ zоnаѕ, tаntо dе lа раrtе оrіеntаl соmо оссіdеntаl dеl іmреrіо. Раlаdіо mеnсіоnó соmunіdаdеѕ urbаnаѕ dе vírgеnеѕ, vírgеnеѕ rесluѕаѕ, muјеrеѕ quе рrасtісаbаn еl аѕсеtіѕmо dоméѕtісо, vírgеnеѕ соnѕаgrаdаѕ quе vіvíаn ѕоlаѕ еn ѕuѕ рrоріаѕ саѕаѕ еn lа сіudаd dе Аlејаndríа, vírgеnеѕ quе соnvіvíаn соn ѕuѕ mаdrеѕ у muјеrеѕ quе, а реѕаr dе еѕtаr саѕаdаѕ, vіvíаn соn ѕuѕ mаrіdоѕ ѕіn соnѕumаr еl mаtrіmоnіо ("mаtrіmоnіо еѕріrіtuаl"), muјеrеѕ аnасоrеtаѕ еn еl dеѕіеrtо, muјеrеѕ аѕсеtаѕ еrrаntеѕ о gіróvаgаѕ у, fіnаlmеntе, соmunіdаdеѕ сеnоbítісаѕ: mоnаѕtеrіоѕ fеmеnіnоѕ quе fоrmаbаn раrtе dе соngrеgасіоnеѕ mаѕсulіnаѕ у mоnаѕtеrіоѕ fеmеnіnоѕ іndіvіduаlеѕ.



EDAD MEDIA 


Los escritores del siglo XVII llamaron medium aevum al período intermedio entre la Antigüedad y el que ellos protagonizaron y que se conoce hoy como Renacimiento. Suele identificarse con la caída del Imperio Romano de Occidente (476) y la del de Oriente (1453). Mientras en Occidente los pueblos germanos se iban convirtiendo al catolicismo, en Oriente, Justiniano I renovaba el Imperio romano desde Constantinopla. LLegó a construir Hagia Sophia, la basílica más grande de la cristiandad. Estableció la Iglesia del Imperio bizantino. Tomando como fuentes normas anteriores como el Concilio de Calcedonia, reguló la vida monástica pretendiendo así controlar el poder religioso, sociocultural y económico que, de hecho, ejercía la institución monástica aunque con el respaldo de la autoridad civil.

Se fomentó el cenotibismo aunque se reconoció la vida anacoreta. Se fortaleció el monacato femеnіnо, ѕеñаlаndo lа іguаldаd dе tоdоѕ lоѕ сіudаdаnоѕ аntе lа dіvіnіdаd (Νоv. 5, Јuѕtіnіаnо, 535 d.С.). Aunque aparentemente se legisló dando igual trato a muјеrеѕ y hombres аѕсеtаѕ, lа lеgіѕlасіón есlesіáѕtіса рrоmоvіó un modо dе vіdа propio dе lаѕ muјеrеѕ, рuеѕtо quе ѕіеmрrе dаbа іndісасіоnеѕ соnсrеtаѕ у еѕресіаlеѕ раrа еllаѕ.

En el siglo VI San Benito fundó en Montecassino una comunidad, los benedictinos, y estableció reglas de convivencia que luego sirvieron de base para otras órdenes. También abrió cerca un convento con la misma regla, llamado Piumarola, del que su hermana Escolástica, que había sido consagrada al servicio divino desde niña, fue abadesa. La regla benedictina fue acogida por la mayoría de los monasterios fundados durante la Edad Media. El papa Gregorio I fomentó la construcción de monasterios y el modelo de vida monacal de santas y santos cuyas vidas relató. Los obispos y sus diócesis, y la red monástica dirigida por los abates formaron parte de la clase dominante. El clero tuvo el monopolio de la educación y el obispo el poder político en las ciudades. El 25 de diciembre de 800, León III coronó emperador de los romanos a Carlomagno, quien se consideró el único verdadero y legítimo. Esto trajo más divisiones en los siglos subsiguientes.
Tanto en Oriente como en Occidente fue común la existencia de comunidades mixtas de hombres y mujeres que surgieron en los siglos V y VI antes de definirse las diferencias entre las dos potestades, con una variedad organizativa enorme. Estos monasterios se organizaban, bien como dos comunidades, bien como una sola, bajo la autoridad de un abad y en ocasiones de una abadesa. Brígida de Suecia (1303-1373) fundó la Orden del Salvador, en cuyos monasterios la comunidad femenina estaba regida por la abadesa y la masculina por confesor general que era, además, el director espiritual de las monjas. Pero la administración de todo el monasterio correspondía a la abadesa. En algún momento, los hombres trataron de independizarse de la abadesa pero no lo consiguieron. Los monasterios dúplices, a pesar de haber sido prohibidos en diversas ocasiones, lo cierto es que existieron en España, Francia, Inglaterra, Países Bajos, y funcionaron, incluso los que tenían al frente una Abadesa, durante siglos .Algunas existen todavía. San Hildegarda de la que en este blog hemos hablado, fue una abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Todo esto lo hizo en su condición de monja acogida en el monasterio de Disibodenberg, que era masculino, junto a otras reclusas en una celda anexa bajo la dirección de Jutta de Sponheim. En 1115 la celda se transforma en un pequeño monasterio para poder albergar el creciente número de vocaciones.
  
La orden cisterciense se fundó para restaurar la regla benedictina en la reforma del papado. El monasterio quedaba libre de la supervisión de los obispos locales y bajo la supervisión directa del papa a quien debían enviar un «censo» anual. Hacia 1125 algunas monjas benedictinas abandonan su priorato solicitando la protección del abad de Císter, Esteban Harding, que se las concede en 1132. Luego se crearon otros monasterios y se incorporaron a la orden. La Orden del Císter conoció la multiplicación de monasterios femeninos que se fueron creando al abrigo de monasterios masculinos. El primer abad que hizo posible un monasterio femenino cisterciense fue Tart. Hacia 1200 se contabilizan dieciocho monasterios de monjas cistercienses en Francia. Durante el siglo XII las monjas crean abadías en Bélgica, Alemania, Inglaterra, Dinamarca y España.cuyas necesidades espirituales y formas de organización provocarán constantes problemas organizativos a la iglesia. Desde el siglo VI, las monjas tenían que saber leer y escribir. En los conventos, durante la Alta Edad Media, se educaban monjas y otras mujeres. A partir del siglo XIII en varias ciudades europeas se crearon escuelas comunales. La enseñanza era gratuita e incluía lectura, cálculo, canto, escritura y enseñanza religiosa. Se crearon las primeras universidades, la mayoría de las cuales eran fundaciones eclesiásticas y estuvieron prohibidas a las mujeres. Con la aparición del libro impreso, la cultura se extendió mucho más rápidamente y propagó a través de toda Europa las ideas y los ideales renacentistas.La cuestión es que ya no alcanzó más que a los varones. El mundo intelectual y artístico se abrió a nuevas influencias y horizontes, pero excluyó definitivamente a la mujer y se redujo a la parte masculina de la humanidad. Se considera que el «renacimiento» fue la muerte intelectual y artística de la mujer
En el siglo XIII se dictaron medidas que prohibieron a las religiosas la educación de niños. Otras medidas regulaban la estricta práctica de la clausura. Varias monjas de esta orden que vivieron en el siglo XIII han sido canonizadas: Santa Lutgarda en Bélgica, Santa Eduviges en Polonia, las santas Gertrudis de Helfta y Matilde de Magdeburgo.
Entre las místicas cistercienses está santa Juliana de Cornillon, quien vivió entre 1191 y 1254 y fue la instigadora de la fiesta del Corpus Christi, fiesta instituida en la Iglesia por el papa Urbano IV en 1268.
Esta orden protegió con frecuencia a las beguinas, movimiento de mujeres que se reunían para rezar y para dedicar su tiempo al estudio. Con el tiempo se encargaron también de cuidar enfermos, cuidar de las parroquias mal atendidas, pobres y miserables o cuidar al párroco, pero siempre sin dejarse ver.
Las beatas eran mujeres que habían realizado votos informales de castidad rechazando el matrimonio y dedicándose a obras de caridad. Algunas de estas agrupaciones de mujeres eran llamadas «beguinas», «mantellate», «bizzocale» (gazmoñas) o «pinzochere» (santurronas). En la literatura de Castilla y en la de Aragón de la época medieval se observa una tendencia a ridiculizar cualquier actividad femenina que rebasara los límites que la sociedad imponía a las mujeres. Podemos encontrar referencias paradójicas sobre las beatas y las beguinas, quienes tenían una consideración negativa en la literatura hispánica y europea medieval y solían ser representadas de forma caricaturesca identificándolas con la falsa espiritualidad y con la hipocresía. Tal es así que «beguina» significaba «falsa beata», alcahueta, hechicera, por ejemplo, en el Corbacho del Arcipreste de Talavera, en El conde Lucanor de Don Juan Manuel y en el Espill o Llibre de les dones o de Jaume Roig.
En el Segundo Concilio de Letrán de 1139, se declaró el matrimonio de los sacerdotes, nulo, a las esposas de los sacerdotes, concubinas y los hijos de los sacerdotes se convirtieron en esclavos propiedad de la iglesia. La ley medieval del celibato contribuyó a la separación de los estamentos: el clero, la jerarquía, el estado sacerdotal y el pueblo y los laicos. Esta ley no regía en las iglesias orientales. En Occidente, el celibato otorgaba una posición social entre los privilegiados pues se consideraba signo de perfección y moral social superior a la del estamento laico.

Coincidiendo con el movimiento religioso masculino vita apostólica, a lo largo del siglo XII, las mujeres aparecen de tal forma que los historiadores hablan de la cuestión femenina, cuyas necesidades espirituales y formas de organización provocarán constantes problemas organizativos a la iglesia. A finales del siglo XIII llegaron a ser más de doscientas mil. No estaban sometidas a autoridad alguna. Fueron perseguidas y tuvieron que incorporarse a órdenes religiosas o abandonar las actividades. Algunas incluso fueron quemadas por la Inquisición.
El misticismo fue, en los siglos XII y XIII, una experiencia personal de mujeres, en un mundo en el que el poder y el saber eran masculinos.


En la Edad Media la Iglesia es la institución con más peso político y cultural, y el monasterio es, precisamente, un lugar de prestigio y no un espacio cerrado y claustrofóbico como sería después, durante el Renacimiento y el Barroco. Efectivamente, es una paradoja que un espacio segregado sirviera de cauce para la cultura: las monjas eran copistas, pero al mismo tiempo elaboraron productos culturales muy interesantes y accedieron al conocimiento de su época.

 La vida monástica es reglada, está sometida a una disciplina. En la Edad Media va a haber todo un proceso en el que el disciplinamiento de la monja va a pasar por el sometimiento a la jerarquía eclesiástica y por abrazar una institución fundamental que caracterizará a los conventos femeninos: la clausura.


MONASTERIOS y FIGURAS IMPORTANTES:

Tenemos a Hildegarda de Bingen, que fue una gran abadesa alemana y una de las figuras genio del siglo XII. En España destacan las monjas del monasterio cisterciense de las Huelgas, fundado por la reina doña Leonor y su esposo Enrique VIII: Es un gran espacio monástico femenino al que se van a vincular las mujeres de la familia real y la alta aristocracia en la Edad Media, que consiguieron cotas muy altas de poder y de libertad.
 A principios del siglo XII se fundaron las Canonesas Agustinas que se dedicaban al cuidado de los enfermos. Más tarde cuando los Cistercienses y los benedictinos se extendieron, se pidió a los fundadores que crearan la rama femenina. Así se crearon los monasterios de monjas, que se dedicaban principalmente a la Liturgia y a la contemplación.
En el año 1120 se fundó cerca de Dijon un monasterio del Orden Cisterciense: “Las Bernardas”, que pronto se extendieron por Alemania y Francia, y dieron a la Iglesia muchas Santas. Alfonso VIII fundó en España el Monasterio de “Las Huelgas”.
A mediados de la Edad Media Sta. Brígida de Suecia fundó un Monasterio llamado “Las Brígidas”
Las monjas por lo que parece profesaban a los 16 años, pero no podían recibir la consagración virginal de manos del Obispo hasta los 25.

Al principio del s. XIII se notan signos de cansancio, hay menos vocaciones, desaparecen algunas Abadías, otras se pasan a órdenes más recientes. Se llega a un gran extremo de relajación. A finales de siglo, interviene la autoridad eclesiástica en los monasterios femeninos. En 1298, Bonifacio VIII publica una decretal de gran resonancia. Pone la Clausura.
Pero a lo largo del siglo, empieza un amplio movimiento, eminentemente femenino -y feminista- que empezó en los Países Bajos.
Primero se les llamó “Beguinas”, palabra que significa “Hereje”. Fueron llamadas así para denigrarlas, luego la palabra ya no tuvo ningún matiz. Eran las herederas de las piadosas mujeres, sedientas de Dios del s.XII. Su vida era sencilla, modesta, mortificada, pobre, caritativa y orante. La más significativa fue Hadewijch que murió en 1269, humilde y digna mujer. En su tiempo también Beatriz de Nazareth hizo escuela.
Beatriz nació en Tirlemont. A los siete años su padre la confió a las Beguinas de Léau. En 1236 su padre fundó el monasterio cisterciense de Nazareth. Allí vivió con toda su familia, y allí transcurrieron los años más felices de su vida. Murió en 1268. Había sido favorecida con muchas visiones en grandes momentos de contemplación. Escribió obras espirituales muy importantes.

El admirable vigor del monacato femenino del S. XIII reside en los monasterios incorporados al Cister. Se ha dicho con toda razón que el s. XIII fue el gran siglo de las monjas. Lo que más molestaba a ciertos varones era el talante intelectual y literario de no pocas “mujeres religiosas”.
La más conocida y documentada fué:
IDA de Nivelles. A los 9 años vivía con las Beguinas de su villa natal. A los 16 ingresó en el Monasterio de Keckom de la Orden del Cister. Tuvo grandes visiones del infierno, del purgatorio y del cielo. Murió en 1231. Todo lo que se conoce es a través de su hagiógrafo.
Una de las cistercienses más simpática y admirable, fue Lutgarda de Aywières,
Dios la había dotado de una capacidad intelectual poco común, y ella era consciente de la función que Dios le había encomendado. El mismo Señor se le apareció y le mandó entrar en el Monasterio de Aywières, pues ella prefería entrar en Heekenrode, a causa del idioma. Era el año 1306, y tenia 24 años.
Su vida monástica cada vez era más intensa y eminentemente litúrgica. Fue una gran mística. Su espiritualidad estaba orientada hacia la Pasión redentora. Los 12 últimos años de su vida los vivió sumida en las tinieblas de una ceguera total. Era indiscutiblemente una gran santa.

El Monasterio de Helfta ocupa un lugar absolutamente único en la historia monástica del s. XIII, el cual, según unos pertenecía a la Orden del Cister y según otros, a la Benedictina. El origen de la Comunidad se remonta a 1229.
El Monasterio prosperó rápidamente gracias a los desvelos de la abadesa Gertrudis de Hackebon (+ 1291) Ejerció el abadiato durante 40 años, Era una mujer de grandes prendas, notable por su humildad, su bondad de corazón y su vivo interés por la vida espiritual y la cultura. Murió tras una larga y penosa enfermedad.

El Monasterio de Helfta dio grandes místicas, entre ellas podemos citar:

MATILDE de Magdeburgo, que llamó a las puertas de Helfta a la edad de 60 años, era una beguina famosa que dejaba tras de sí una larga historia de ascesis y fenómenos místicos.
Allí encontró el ambiente espiritual e intelectual que necesitaba. Por orden de su confesor escribió una obra extraordinaria “La luz fuente de la divinidad”. Murió entre 1282 y 1294. Matilde había criticado abiertamente a los miembros de la Iglesia, por eso se había granjeado grandes enemigos, y sufrido a causa de ello.
MATILDE de Hackeborn fue una flor escondida, que brotó, exhaló su fragancia, se marchitó y murió en la paz del monasterio. Nació en 1241. Alos 7 años ingresó en el monasterio de Hackeborn. Matilde se distinguió por su inteligencia, su aplicación al estudio, por su voz y dotes musicales. La enfermedad la obligó a guardar cama los últimos ocho años de su vida. Entonces empezó a relatar a sus confidentes las visiones y revelaciones con que había sido favorecida. A escondidas de ella las pusieron por escrito y cuando se lo dijeron, la enferma confirmó la exactitud de su contenido. Falleció el 19 de noviembre de 1299. Es un hermoso ejemplo de mística benedictina. 
Su espiritualidad presenta tres características revelantes: trinitaria, cristológica y eclesiológica.

GERTRUDIS la Magna. Nació el día de la Epifanía de 1256. Ignoramos el lugar, así como todo lo referente a su familia. A los 5 años ingresó en Helfta. Poseía un ingenio agudo, una memoria feliz, “llena de saber y de elocuencia, captaba con facilidad todas las cosas con viveza de espíritu y agudeza de inteligencia”, como decían su apologistas. A los 16 años profesó, seguramente “al principio vivió con mediocridad su vocación forzada”, sirviendo a Dios por deber, no por amor.
Pasaba por ser una buena monja, pero no todo marchaba bien en su vida. Gertrudis estaba descontenta de si misma. A los 25 años empezó la crisis (1280). El 27 de enero de 1281 vivió una experiencia en lo más profundo de su ser. Tuvo una gran visión : Jesús, joven, le mostró sus llagas…. Desde entonces se encontró pacificada por una alegría espiritual enteramente nueva. Un trastorno total se produce en su vida.
Gertrudis por su falta de salud sufría a menudo. Murió el 17 de noviembre del 1301 o del 1302.

Gertrudis escribió muchas obras interesantísimas, entre ellas sobresale el “Memorial”. El “Heraldo” es la vasta compilación de ellas: consta de un prólogo general y de cinco libros, .
Después de su muerte hubo dos siglos y medio de silencio, si bien su nombre no se había olvidado por completo. Pero en 1536, Gertrudis “resucitó”. Los cartujos de Colonia hicieron imprimir el Heraldo en su versión latina. Los espirituales de la época lo acogieron con gran interés. El número de traducciones en diferentes lenguas constituye el mejor testimonio del éxito tardío de la mística de Helfta.

Ya en el s. XX, la tradición gertrudiana no cesa. Se publican las obras de la santa en latín y en diversas lenguas modernas. Ello manifiesta la universalidad y la actualidad de su mensaje.

Hasta aquí, un poco de historia sobre el monacato femenino, en posteriores textos iremos ampliando como se presenta en la actualidad y connotaciones tiene para la vida espiritual, esperamos que os haya gustado y despertado al menos, vuestro interés.


FUENTES:

WIKIPEDIA:  es.wikipedia.org/wiki/Monacato_femenino
TEMAS SOBRE VIDA MONASTICA:  http://www.benedictinescat.com/montserrat/htmlfotos/vidJosHisMoncas.html








domingo, 14 de abril de 2013

SE CUMPLE 50 AÑOS DE LA ENCÍCLICA "Pacem in Terris" DE JUAN XXIII

SE CUMPLE 50 AÑOS DE LA ENCÍCLICA  "Pacem in Terris" DE JUAN XXIII  
Una encíclica que cambió el curso de la «guerra fría» y que, cincuenta años después, sigue vigente aunque haya cambiado el escenario.Es el documento que tuvo más amplio eco y acogida de todos cuantos escribieron los papas hasta hoy. Lo publicó completo el The New York Times.La encíclica fue presentada en la ONU por el cardenal Suenens que llevó una copia dedicada y firmada por el mismo papa a los quince días de su promulgación. Igualmente fue comentada y estudiada en los foros e instituciones más relevantes como en la Conferencia de Ginebra para el desarme, la Unesco, el Consejo Mundial de la paz, la Liga de los Derechos del Hombre, el Consejo de Europa y, sobre todo, fue aplaudida y alabada tanto por Kruschev como por Kennedy, los dos hombres poderosos que tenían en sus manos la paz o el holocausto atómico.
La «Pacem in terris» ha cumplido este jueves cincuenta años. La firmó Juan XXIII el 11 de abril de 1963, Jueves Santo, cuando faltaban menos de dos meses para su pronosticada muerte. Él lo sabía, los médicos le habían diagnosticado ya en noviembre anterior la grave enfermedad que acabaría con su vida en poco tiempo. Por eso se apresuró a escribirla con la ayuda del extraordinario sociólogo y experto en doctrina social Pietro Pavan, profesor de la Universidad Lateranense, persona de total confianza del Angelo Roncalli y que ya le había prestado una gran ayuda para la Mater et Magistra publicada tan solo dos años antes, el 15 de mayo de 1961.

Tras la crisis de Berlín de 1961 y la de los misiles de Cuba de 1962, ante un mundo que crujía continuamente por las tensiones entre el bloque capitalista y el soviético, el Papa Juan XXIII lanzó su grito por la paz. El gesto fue apreciado por los líderes de ambas partes. Se trata de la encíclica «Pacem in Terris», la primera dirigida no sólo a católicos o a creyentes sino «a todas las personas de buena voluntad» con propuestas concretas para cambiar el dramático rumbo de la historia. 
 Muy pocas encíclicas pasan a la historia. La «Pacem in Terris» tiene motivos de sobra para ser una de ellas. A lo largo de sus 172 puntos el Papa propuso no limitar la paz a una coexistencia pacífica y construirla día a día. 


La fórmula de Juan XXIII consiste en construir una paz entre personas, entre instituciones y entre Estados que respete «la verdad, la justicia, la caridad y la libertad».
En el texto afrontaba muchos temas: partía de la centralidad de la persona y recordaba que sus derechos son inviolables. Enumeraba con un lenguaje positivo e innovador algunos de ellos, como el derecho a la existencia y a un decoroso nivel de vida, a la buena fama, al culto divino, a mantener y educar a los propios hijos, a la propiedad privada o a intervenir en la vida pública.
En el capítulo de deberes de la persona destacaba el deber de respetar los derechos ajenos, de colaborar con los demás y de actuar con sentido de responsabilidad.

 

De la paz entre las personas pasaba a la paz entre instituciones y entre países. Juan XXIII reconocía que la ONU era la piedra angular del orden internacional, reclamaba la libertad sin distinción para todas las personas, subrayaba los derechos de las clases trabajadoras, pedía que la propaganda dijera la verdad e invitaba a un mayor esfuerzo por el desarme.
También en el texto urgía a los católicos a superar las reticencias y desconfianzas del pasado y a estar presentes en todos los ámbitos de la vida pública con decisiones coherentes con su fe.
La encíclica es uno de los textos más citados por sus sucesores. Juan Pablo II lo retomó en 2003 durante la guerra en Iraq e invitó a buscar soluciones acordes con «la verdad, la justicia, la caridad y la libertad».
Una fórmula que sigue siendo útil 50 años después de que Juan XXIII la lanzara. Por eso, el Papa Francisco invitó a aprovechar el aniversario para «promover la paz y la reconciliación a todos los niveles».

viernes, 12 de abril de 2013

SANTA HILDEGARD VON BINGUEN, FIGURA DEL MONACATO FEMENINO




Santa Hildegarda de Bingen O.S.B. (en alemán: Hildegard von Bingen; Bermersheim vor der Höhe, junto a Alzey, Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 16 de septiembre de 1098 - Monasterio de Rupertsberg, Bingen, Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 17 de septiembre de 1179) fue abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como la sibila del Rin y como la profetisa teutónica. El 7 de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a San Juan de Ávila durante la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.
Considerada por los especialistas actuales como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del Occidente europeo, se la definió entre las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media, entre las figuras más ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el ideal benedictino, dotada de una cultura fuera de lo común, comprometida también en la reforma de la Iglesia, y una de las escritoras de mayor producción de su tiempo. En expresión de Victoria Cirlot:
«[...] atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de sus visiones».

 OBRAS


Las obras de esta religiosa del siglo XII fueron escritas —como la mayor parte de los escritos de su tiempo—, en latín medieval, salvo por ciertas anotaciones y palabras que podemos encontrar en algunas de sus cartas y principalmente en sus obras relativas a la Lingua ignota, que se encuentran en alemán medieval propio de la región media de Franconia–Renania/Mosela. En su obra, ella misma acusó en variadas ocasiones su poca preparación en latín, pero por sus propias confesiones y sus hagiógrafos se conoce que su método de escritura comenzaba al escribir sus visiones y luego pasarlas a un secretario que corregía los errores y pulía la escritura. Dos de ellos — Volmar y Gottfried — fueron monjes de Rupertsberg y el tercero, de origen flamenco — Guibert de Gembloux — era monje de la abadía de Gembloux,[55] de ahí que todos ellos estaban bien preparados en el latín eclesiástico.
Empleó varios estilos de escritura: el tratado teológico, el epistolar, el hagiográfico y el tratado médico; pero destacan sus obras visionarias, en las que hace un uso constante y fecundo de la alegoría ética-religiosa, que aunque era bastante común en su tiempo, llegaba a usar símbolos poco frecuentes.
En lo referente a las influencias recibidas y a su manera de escribir, indudablemente se destacan las Sagradas Escrituras a través de la Vulgata, con especial atención hacia los profetas y el Nuevo Testamento, en este último se destacan la importancia que el Evangelio de san Juan y el Apocalipsis tuvieron en ella, ya que incluso en algunas narraciones autobiográficas consignadas en la Vita llegó a comparar sus dones espirituales con las inspiraciones del evangelista Juan sumado al tono apocalíptico de las partes finales del Scivias.
Igualmente se le atribuyen conocimientos de algunas obras de la patrística latina, entre las cuales se ha detectado la influencia de san Agustín y san Isidoro de Sevilla; se ha señalado especialmente la influencia y similitud con el Pastor de Hermas y Boecio como fuentes de la identificación alegórica como mujeres que Hildegarda hace de la Iglesia y de algunas virtudes en el Scivias. Además, no obstante de que la abadesa se calificara a sí misma de «indocta», se ha detectado en sus obras un gran bagaje cultural clásico proveniente de Cicerón, Lucano y Séneca; con Galeno coincide en algunas teorías médicas sobre los humores; en el Scivias y el Ordo virtutum representa la lucha constante de las virtudes contra los vicios a través de su personificación como mujeres ataviadas con los atributos correspondientes a la actitud moral que encarnan, combatiendo cada virtud contra el vicio opuesto a ella. Esta tradición alegórica es común a otros escritores del medioevo y puede rastrearse hasta la Psychomachia de Prudencio en el siglo IV.

De las obras religiosas que escribió Hildegarda, destacan tres de carácter teológico: Scivias, sobre teología dogmática; Liber vite meritorum, sobre teología moral; y Liber divinorum operum, sobre cosmología, antropología y teodicea. Esta trilogía forma el mayor corpus de las obras y pensamiento de la visionaria del Rin.

SCIVIAS



Dividida en tres libros, en esta obra describe las veintiséis visiones que tuvo, las cuales se encuentran ilustradas en los manuscritos conservados, sirviendo de alegoría y medio de explicación de los principales dogmas del catolicismo y la Iglesia de una manera más o menos sistemática. Tras la descripción de cada visión cargada de un complicado simbolismo, la voz celestial pasa a explicar su significado. De esta manera recorre los temas de «la majestad divina, la Trinidad, la Creación, la caída de Lucifer y Adán, las etapas de la historia de la salvación, la Iglesia y los sacramentos, el Juicio Final y el mundo futuro»
 Podeis consultar la primera parte de este libro aqui: scivias-primera parte

 LIBER VITE MERITORIUM




El Libro de los méritos de la vida, cuyo título completo es Liber vite meritorum, per simplicem hominem a vivente lucem revelatorum, fue escrito entre 1158 y 1163. Es una obra de carácter moral en la que, partiendo de la visión de Dios como un hombre cósmico que sustenta y vivifica al universo, Hildegarda llega a una exposición de los principales vicios espirituales y sus virtudes opuestas. Esta sistematización hace corresponder aspectos naturales del mundo y del hombre con las pasiones del alma humana. Dicha visión está explicada a lo largo de cinco libros y se complementa con un sexto que detalla la descripción de las penas que en la otra vida corresponderán a cada vicio. De esta manera el Liber vite meritorum deviene en un catálogo de treinta y cinco vicios, descritos bajo la figura simbólica de seres alegóricos conformados de partes de bestias y humanos.

 

 LIBER DIVINORUM OPERUM

El Liber divinorum operum o Libro de las obras divinas fue creado entre 1163 y 1173 siendo Hildegarda ya sexagenaria. Es la descripción de diez visiones, en donde realiza una cosmología que estructura al universo en correspondencia con la fisiología humana, y que convierte los actos del hombre en paralelos a los actos de Dios, mediante su cooperación activa en la construcción y orden del cosmos.
Así, desarrolla también una explicación del quehacer creador de Dios, centro del universo, que se desenvuelve en el tiempo humano teniendo su manifestación en la naturaleza del mundo y en la historia, con su máxima expresión en la encarnación de Cristo, Verbo divino.

LINGUA IGNOTA 



Otra de sus principales obras es la creación de su Lingua ignota, primera lengua artificial de la historia, por la que fue nombrada patrona de los esperantistas.
Dicha lengua fue expuesta en su escrito Ignota Lingua per simplicem hominem Hildegardem prolata, que ha llegado a nosotros integrada con otras obras en el Riesencodex, en sus folios 461v–464v, así como en el de Berlín, folios 57r–62r. La obra es un glosario de 109 palabras escritas en dicha lengua con su significado en alemán, incluyendo el de algunas plantas y términos usados en sus obras médicas.
En ambos manuscritos también se encuentra una pequeña obra conocida como Littere ignote (Letras desconocidas) en la que presenta 23 nuevas letras constituyendo un alfabeto hasta entonces desconocido, que si bien tienen cierta semejanza con los rasgos del alfabeto griego y hebreo, no se considera que Hildegarda haya intentado emularlos.

Se ha propuesto que su creación fue de carácter místico, tal vez una especie de glosolalia, no obstante, muchas de las palabras de dicho lenguaje parecen tender hacia un interés científico. Pero no hay un motivo claro del porqué de su creación
 
 OBRAS CIENTIFICAS

Además escribió obras de carácter científico: Liber simplicis medicine o Physica, es un libro sobre medicina, divido en nueve libros sobre las correspondientes propiedades curativas de plantas, elementos, árboles, piedras, peces, aves, animales, reptiles y metales. El más amplio de tales capítulos es el primero dedicado a las plantas, lo que indica que Hildegard tenía amplio conocimiento en su aplicación terapéutica desde una perspectiva holística. En este libro aplica la difundida teoría médica medieval de los humores que relaciona con la idea de que la constitución de los seres a partir del plan divino se realiza a través de cuatro elementos constitutivos cuyo equilibrio determina la salud o enfermedad del individuo. Así, a cada planta le otorga el correspondiente calificativo de su cualidad: robustus, siccus, calidus, aridus, humidus, etcétera.
El Liber composite medicine o Cause et cure, sobre el origen de las enfermedades y su tratamiento.

 OTROS ESCRITOS
 
Se ha comprobado la autoría de alrededor de 300 cartas, donde toca temas de lo más variado: teología, espiritualidad, política, remedios curativos, consejos sobre la vida monástica y clerical, entre otros temas que le consultaban. El estilo en sus cartas es, en ocasiones, igual de simbólico que en sus escritos visionarios, ya que llega a proporcionar consejos con la misma autoridad y en nombre de la voz divina que dictaba sus visiones.
En lo que se refiere a sus escritos hagiográficos, se encuentra la Vita sancti Disibodi (Vida de san Disibodo) escrita hacia 1170 a petición de Helenger, abad del monasterio de Disibodenberg, donde trata la vida y obra del eremita irlandés Disibodo que terminó su vida en las cercanías del monasterio que aquel presidía. Por las mismas fechas escribe la Vita sancti Ruperti para documentar la vida del santo patrón del monasterio fundado en la colina donde supuestamente descansaban las reliquias de Ruperto de Bingen.
Escribió, además, una explicación de la regla de san Benito (Explanatio regule s. Benedicti) y otra del Símbolo atanasiano (Explanatio symboli s. Athanasii).


OBRAS MUSICALES

En su produccion musical le dio mucha importancia a la música y al canto.La totalidad de las obras musicales   fueron creadas para las necesidades litúrgicas de su propia comunidad, así como para la didáctica teológico-moral en el caso del Ordo Virtutum.
 Hildegarda compuso setenta y ocho obras musicales, agrupadas en Symphonia armonie celestium revelationum (Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestes): 43 antífonas, 18 responsorios, 4 himnos, 7 secuencias, 2 sinfonías (con el significado propio del siglo XII), 1 aleluya, 1 kyrie, 1 pieza libre y 1 oratorio (fascinante, pues el oratorio se inventó en el siglo XVII). Además, compuso un auto sacramental musicalizado llamado Ordo Virtutum ("Orden de las virtudes", en latín), sobre las virtudes.