Quieres saber cuál es la fe que da vida y consigue la victoria? Aquella por la cual Cristo habita en lo íntimo de nuestro ser. El es nuestra virtud y nuestra vida. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, dice el Apóstol, os manifestaréis también vosotros gloriosos con él. Esa gloria será vuestra victoria. Y nos manifestaremos con él porque vencemos por él. Solamente llegan a ser hijos de Dios los que reciben a Cristo, y únicamente en ellos se cumple lo que dice la Escritura: todo el que nace de Dios, vence al mundo.

SAN BERNARDO


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Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Si tienes un secreto, escóndelo o revélalo (proverbio árabe)

Preámbulo de la Regla Primitiva del Temple

Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y
desean servir, con pureza de ánimo, en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen, con asiduidad, la noble virtud de la obediencia. Por eso os
aconsejamos, a aquellos de vosotros que pertenecisteis hasta ahora a la caballería secular,en la que Cristo no era la única causa, sino el favor de los hombres, que os apresuréis a asociaros perpetuamente a aquéllos que el Señor eligió entre la muchedumbre y dispuso, con su piadosa gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.
Por eso, oh soldado de Cristo, fueses quien fueses,

que eliges tan sagrada orden, conviene que en tu profesión lleves una pura diligencia y firme
perseverancia, que se sabe que es tan digna y sublime para con Dios que, si pura y
perseverantemente se observa por los militantes que diesen sus almas por Cristo, merecerán
obtener la suerte; porque en ella apareció y floreció una orden militar, ya que la caballería,
abandonando su celo por la justicia, intentaba no defender a los pobres o iglesias sino
robarlos, despojarlos y aun matarlos; pero sucedió que vosotros, a los que nuestro señor y
salvador Jesucristo, como amigos suyos, dirigió desde la Ciudad Santa a habitar en Francia y
Borgoña, no cesáis, por nuestra salud y propagación de la verdadera fe, de ofrecer Dios
vuestras almas en víctima agradable a Dios......SAN BERNARDO

sábado, 29 de noviembre de 2014

PARECE QUE DIOS ME TRANSCRIBE

Parece que Dios me transcribe
los luminosos de los espejos.
El tránsito en la lectura de este cuerpo
regañando al silencio.
Parece despertarme en el suelo de los

infiernos y de lo etéreo.
Parece retumbar caricias de suaves
ecos en las mañanas ausentes
y efímeras en esta carcasa mortal,
de frío invierno y sangre hastiada.
Tenemos un mano a mano, una codicia en el santo sanctorum, en mi confesionario, en los estigmas que callo y en los clavos que digieren las cuentas de mi rosario.
¿Por qué retiro mi ojo de mi mano izquierda, o la viga perpetua de la propia cruz que me arruina como los salvajes cayados de esta noche oscura, de este amanecer soñado?

I.R

ADVIENTO



Introducción

Adviento es el tiempo litúrgico de preparación para la Navidad. Sus orígenes son muy inciertos. Según algunos autores, parece que el Adviento en la liturgia romana se remonta al siglo IV, aunque según nuestra opinión
, esto es muy poco probable. En otros lugares, como en España, parece que estaba unido a la preparación de los catecúmenos que habían de recibir el Bautismo en la solemnidad de la Epifanía.

En el siglo V hallamos las oraciones preparatorias para la fiesta de Navidad en el Rótulus de Rávena, que, se cree estuvo inspirado en los escritos de San Pedro Crisólogo. Es dato cierto que en el siglo VI el Adviento tenía la misma estructura que la nuestra actual, con cuatro semanas antes de Navidad, aunque la cuarta es incompleta según los años. Los días del 17 al 24 se celebran con especialísima importancia; el día 17 comienzan en Vísperas, como antífonas para el Magníficat, las llamadas «antífonas mayores» o «antífonas ¡O!», pues todas comienzan por esa exclamación latina. Tendremos ocasión de exponerlo en esos días.

Tres grandes figuras destacan en el Adviento: el profeta Isaías, San Juan Bautista y la Virgen María.
El Adviento encierra un rico contenido teológico y considera el misterio de la venida del Mesías y de su infancia. Más tarde se ha añadido el Bautismo de Cristo, como conclusión del Tiempo de Navidad. Tiene también el Adviento un gran sentido escatológico. De la espera de la primera venida del Señor se va a la espera de su segunda venida al fin de los tiempos. Los textos litúrgicos hacen alusión a las dos venidas.

San Bernardo habla de un Adviento triple. Entre la venida de Cristo en la encarnación, y su venida para el juicio final, se da ahora su venida al cristiano por la inhabitación. Este adviento presente «es oculto y espiritual, y de él habla el Señor cuando dice: “si alguno me ama, guardará mi palabra, mi Padre le amará, vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14,23) (Sermón Adviento III,4). «Esfuércese [el hombre] al menos... levantándose algo en obsequio del Señor que viene. No tendrás que atravesar mares o penetrar las nubes... Pero dentro de ti mismo habrás de salir al encuentro del Señor con la compunción del corazón y la confesión de tu boca, para que al menos salgas del muladar de tu miserable conciencia, pues no sería digno que allí entrara el Autor de la pureza» (Sermón Adviento I,10).

Con la liturgia de Adviento la comunidad cristiana está llamada a acentuar determinadas actitudes esenciales a la expresión evangélica de la vida: la vigilante y gozosa espera, la esperanza y la conversión.

Es lamentable que la sociedad de consumo intente con sus propagandas en estos días eclipsar el verdadero espíritu litúrgico del Adviento. Que el gozo espiritual se manifieste también en cosas externas y materiales no está reñido con el sentido litúrgico de este tiempo; pero sí lo está con el desbordamiento que esto tiene en nuestros días. Ya el mismo San Bernardo se lamentaba de las celebraciones mundanas del adviento:

«Los mundanos, aunque también celebran este recuerdo [de la venida de Cristo], no se conmueven con él interiormente. Y lo que todavía es peor, el mismo recuerdo de esta inestimable dignación de Dios se vuelve para ellos ocasión de delicias carnales, pues estos días los verás preparar con toda solicitud el lujo de los vestidos y de los alimentos, como si Cristo en su nacimiento pidiera semejantes cosas... Oye lo que Él mismo te dice: “¿para qué preparas con tantas ansias vestidos para mi nacimiento? Detesto la soberbia, no la amo. ¿A qué fin viene que procures con tanto cuidado las opíparas mesas de este tiempo? No me agradan las delicias del cuerpo, no las apruebo... No me reverencias sino con tu vientre”» (Sermón Adviento I,10).

En este Adviento preparemos, pues, ante todo nuestros corazones para recibir al Señor, que quiere venir a nosotros y entrar más adentro de nuestras vidas. Limpiemos la casa de nuestra conciencia con el sacramento de la penitencia. Acrecentemos estas semanas la oración, la limosna, las buenas obras y sobre todo el deseo del Salvador, que ya viene, y que nos trae nuevas luces y gracias.



jueves, 20 de noviembre de 2014

Periodo de Navidad en la Iglesia Ortodoxa


En la Iglesia Ortodoxa la celebración de la Navidad comienza cuarenta días antes del 25 de Diciembre, el 15 de Noviembre, por cuarenta días somos llamados a meditar en la Encarnación del Verbo de Dios, llamados a ver su humildad al nacer en una cueva y llamados a prepararnos para encontrar el real significado de la Navidad. Somos llamados a ayunar para estar atentos al misterio de la venida del Señor.
El ayuno de Navidad es un ayuno “ascético”, distinto del ayuno de Pascua, el cual es mucho más litúrgico. Sin embargo durante el tiempo del ayuno de Navidad toda una serie de himnos litúrgicos nos recuerdan la proximidad de la fiesta del Nacimiento de Cristo.

El 15 de Noviembre comenzamos a cantar el himno:
“Cristo ha nacido, glorificadlo! ¡Cristo viene de los cielos, recibidlo! ¡Cristo está sobre la tierra, elévense! Cantad al Señor toda la tierra y alabadle, oh pueblos, con alegría, porque ha sido glorificado”.

Los Domingos y las fiestas anteriores a la Navidad
Dentro del período de cuarenta días que nos prepara para la fiesta de la Navidad del señor, encontramos en nuestro camino una serie de conmemoraciones muy importantes para recordar el por qué de nuestro ayuno. Durante los cuarenta días tenemos dos fiestas marianas: la entrada de María al templo, su consagración al templo de Jerusalén, realizado por sus padres, Joaquín y Ana (21 de noviembre); así como la fiesta de la Concepción de la Madre de Dios (9 de diciembre).

Además, los dos domingos anteriores a la Navidad, la Iglesia conmemora a los predecesores de Cristo, tanto a sus predecesores directos, como a los santos profetas del Antiguo Testamento que prepararon la venida al mundo de Nuestro Señor. El domingo anterior a la Navidad es conocido como “el Domingo de la Genealogía”: en el recordamos a todos los patriarcas del Antiguo Testamento y a los padres que precedieron la venida de Cristo al mundo. El domingo anterior a éste es conocido como el “Propateron” o domingo de los antepasados de Cristo en el que recordamos a sus padres y abuelos.

A partir del 20 de Diciembre la Iglesia comienza con el período llamado de “la preparación para el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”. La estructura de los oficios ortodoxos, desde ese día y hasta Navidad, es similar a la Semana Santa, pues el nacimiento del Hijo de Dios es el inicio de nuestra salvación. Dentro de ésta semana se celebra el famoso oficio del “Paramon” o de la preparación a la Navidad, en el que, además de las horas reales y las Vísperas se celebra la Divina Liturgia de San Basilio el Grande, de la misma manera que lo haríamos un Viernes Santo antes de Pascua, pero con los cambios propios de la Navidad.

El Oficio de la Navidad
El 24 de Diciembre la Iglesia celebra las horas de la fiesta, las Vísperas y finaliza la celebración con la divina Liturgia de San Basilio el Grande. Durante la celebración de estos oficios, las lecturas y los himnos recuerdan la venida con poder del Hijo de Dios en la carne. Las Vísperas inician la Navidad de Cristo, en ellas leemos ocho profecías del Antiguo Testamento, que atestiguan precisamente que Cristo es el cumplimiento de la promesa del Padre. Al finalizar la Liturgia, el sacerdote sale del santuario y llevando una vela en su mano derecha, rodeado por los miembros de la comunidad, entona el Tropario de la fiesta:
“Tu nacimiento, Cristo nuestro Dios, ha mostrado al mundo la luz de la sabiduría. Porque los que adoraban a las estrellas, fueron enseñados por una estrella a adorarte, oh Sol de Justicia, y a saber que tu viniste del Oriente de las alturas, Oh Señor, gloria a Ti”
El 25 de Diciembre celebramos la culminación de la Fiesta: los cuarenta días de ayuno han llegado a su fin, reveemos nuestros anhelos puestos el 15 de Noviembre y comenzamos a ver los frutos del tiempo de preparación para la fiesta.

El período posterior a la Navidad
El segundo día de la Navidad es dedicado a conmemorar a la Santísima Virgen María: la Iglesia interpreta que la Encarnación del verbo fue posible gracias a su intervención. El Padre Schmemman dice: “Su humanidad, concreta e históricamente, es la humanidad que recibió de María”. Por esto, esta conmemoración a la Madre de Dios es tal vez la más antigua conmemoración a María en la historia de la Iglesia. Los oficios de Navidad dan término el sexto día de la fiesta, el 31 de Diciembre, cuando terminamos éste período para iniciar el de la Circuncisión y la Epifanía de Cristo.

¿Cómo se sugiere ayunar?
El periodo de abstinencia del Adviento es uno de los más estrictos del año, no se permite el vino ni el aceite durante los cuarenta días. Las parejas matrimoniales, solo por mutuo acuerdo, también se abstienen de las relaciones maritales, recordando la recomendación de San Pablo (1 Corintios 7.5) El ayuno no solo significa abstenerse de comida, sino ir más allá absteniéndose de las pasiones y los pensamientos negativos a nuestro desarrollo espiritual, siendo generosos con nuestros hermanos en lo material (que es originalmente como en la iglesia primitiva surge la costumbre de ayunar) el dinero que ahorramos para comer menos y más modestamente lo damos de ofrenda a nuestros hermanos; arrepintiéndonos de nuestros pecados y reconciliándonos en el sacramento correspondiente; y profundizar nuestra vida de oración. El ayuno ortodoxo no pone el énfasis en el sacrificio y en hacer padecer al cuerpo, sino pone su significa entrenar a nuestros cuerpos y almas para someter sus deseos y a no preocuparse por las cosas materiales, para que podamos con mayor fortaleza del alma recibir la gracias espirituales.
Las promesas de los dones recibidos a través del ayuno nos vienen desde el Antiguo Testamento, en el que los reyes, profetas y el pueblo ayunaban y oraban antes de salir a grandes empresas. El mismo San Juan, el Precursor ayuno y oró gran parte de su vida en el desierto antes de recibir a Nuestro Salvador. El mismo Cristo ayunó y recomendó a Sus discípulos hacerlo para expulsar a los malos espíritus.

Los estatutos eclesiásticos recomiendan durante todo el año cortos periodos de abstinencia; los lunes, miércoles y viernes no consumen lácteos, carnes, aceite y vino. Se puede acompañar la comida con aceite los martes, jueves, sábados y domingos. El pescado está permitido los sábados y domingos solamente o en las grandes fiestas religiosas si caen en martes o jueves. La dieta física se combina con un ayuno espiritual; los creyentes deben rezar, confesarse, abstenerse de pasiones y vicios y no participar en ningún tipo de diversión.

Reglas del ayuno
En la Iglesia Ortodoxa, el ayuno tradicional implica el ayuno de carnes rojas, aves de corral, productos de carne, huevos, productos lácteos, pescado, aceite y vino. Pescado, vino y aceite están permitidos los sábados y domingos, y el aceite y el vino se permiten los martes y jueves.
Como siempre ocurre con las normas de ayuno, las personas que están enfermas, las madres muy jóvenes o de edad avanzada están exentos del ayuno. Se espera que cada individuo a hablar con su confesor sobre las excepciones a las reglas de ayuno, pero no debe ponerse en peligro físico.
Ha habido una cierta ambigüedad acerca de la restricción de los peces, ya que significa la provisión de peces invertebrados o todos los peces. A menudo, incluso en los días en que no se permite el pescado, los mariscos pueden ser consumidos. Directrices más detalladas varían según la jurisdicción, pero las reglas estrictamente afirman que desde el 12 diciembre hasta 24 diciembre, ningún pez se puede comer.
La víspera de la Natividad es un estricto ayuno, en la que ningún alimento sólido se debe comer hasta que la primera estrella se ve en el cielo de la tarde. Si las vísperas caen en sábado o domingo, el día no se observa como un ayuno estricto, pero una comida con el vino y el aceite se permite después de la Santa Misa, que se celebró en la mañana.

Aspectos litúrgicos
En algunos lugares, los servicios de lunes a viernes durante el ayuno son similares a los servicios durante la Gran Cuaresma. Muchas iglesias y monasterios llevarán a cabo los servicios de Cuaresma al menos en el primer día de la Natividad. A menudo, las cortinas de la iglesia se pueden cambiar a un color de Cuaresma sombrío.
Durante el transcurso del ayuno, un número de días de fiesta celebrar los profetas del Antiguo Testamento que profetizaban la Encarnación, por ejemplo: Abdías, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Daniel y los tres jóvenes santos. Estos últimos son importantes no sólo por su perseverancia en el ayuno, sino también por su conservación ilesa en medio del horno de fuego se interpreta como símbolo de la Encarnación-la Virgen María concibió a Dios el Verbo en su seno sin ser consumidos por el fuego de la Divinidad.
Como es el caso de tres de los cuatro ayunos ortodoxos, una gran fiesta cae en el transcurso del ayuno, en este caso, la entrada de la Madre de Dios al templo. Después de la apodosis de esa fiesta, los himnos de la Navidad se cantan los domingos y días de fiesta de alto rango.

Domingo de los Progenitores
Dos domingos antes de Navidad, la Iglesia llama a la memoria de los antepasados de la Iglesia, tanto antes de la promulgación de la ley de Moisés y el después. El Menaion contiene un conjunto completo de los himnos de este día que se cantó junto con los himnos de los domingos desde las Octoechos. Estos himnos conmemoran varias personas bíblicas, así como el profeta Daniel y los tres jóvenes. También hay una epístola especial y lecturas del Evangelio designado para la Liturgia Divina en este día.
Domingo de los Santos Padres
El domingo antes de Navidad es aún más amplia en su alcance de la conmemoración que el domingo anterior, en el que se conmemora a todos los hombres y mujeres justos que agradaron a Dios desde la creación del mundo hasta San José. El Menaion ofrece un servicio aún más completo para el día de hoy que el domingo anterior. En la parte de las Vísperas de la Vigilia de Toda la Noche "tres" parábolas del Antiguo Testamento se lee: Génesis 14:14-20, Deuteronomio 1:8-17 y Deuteronomio 10:14-21. La epístola que se lee en la Divina Liturgia es una selección de Hebreos 11:9-40, el Evangelio es la genealogía de Cristo en el Evangelio de Mateo.

Víspera de Navidad.
Se le llama también Paramony, se observa como un día de ayuno estricto, en la que los fieles que son físicamente capaces de, abstenerse de alimentos hasta que se observa la primera estrella de la noche, cuando se puede tomar una comida con vino y aceite. En este día las Horas Reales se celebran por la mañana. Algunos de los himnos son similares a los de la Teofanía y el Gran y Santo Viernes, empatando así el simbolismo de la Natividad de Cristo, a su muerte en la Cruz. Las horas reales son seguidos por la Divina Liturgia de San Basilio Vesperal que combina las Vísperas con la Divina Liturgia. Durante las Vísperas, ocho colecciones del Antiguo Testamento que prefiguran o profetizar se leyó la Encarnación de Cristo, y antífonas especiales son cantados. Si la fiesta de la Natividad cae en domingo o el lunes, las Horas Reales se cantan el viernes anterior, y en el Paramony se celebra la Divina Liturgia Vesperal de San Juan Crisóstomo en la mañana, con sus lecturas y antífonas, y la ayuno se reduce hasta cierto punto-una comida con el vino y el aceite que se sirve después de la Liturgia.
La vigilia en la noche del 24 de diciembre se compone de Gran completas, maitines y la primera hora. Uno de los aspectos más destacados de Gran Completas es el exultante canto de "Dios está con nosotros!" intercalados entre los versículos de la profecía de Isaías 8:9-18, prediciendo el triunfo del Reino de Dios, y 9:2-7, anunciando el nacimiento del Mesías. Los ortodoxos no sirven normalmente una misa de medianoche en la víspera de la Navidad, sino la Divina Liturgia de la Natividad de Cristo se celebra al día siguiente. Sin embargo, en los monasterios que siguen para celebrar la Vigilia de Toda la Noche, en su forma larga-en el que, literalmente, dura toda la noche, la celebración de la Vigilia en la madrugada del día de Navidad a menudo conducen directamente a la celebración de la Divina Liturgia. Cuando la Vigilia es independiente de la Divina Liturgia, el ayuno de Cuaresma continúa incluso después de la Vigilia, hasta el final de la Liturgia de la mañana siguiente.
 FUENTE: MONASTERIO DEL CRISTO ORANTE